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El tesoro perdido de Hitler podría estar bajo el mar

Según ha revelado un submarinista británico al periódico Daily Star, alrededor de tres toneladas de lingotes de oro valorados en casi 120 millones de euros, que Hitler intentó sacar de Alemania en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial podrían estar bajo el Mar Báltico, en los restos del barco hundido MV Wilhem Gustloff.

Como ya hemos publicado en oroinformacion.es, el fondo del mar es un depósito casi inagotable de oro. Es sabido que el régimen nazi acumuló importantes obras de arte, tesoros, gemas y metales preciosos que habían sido confiscados a todos los países ocupados por el III Reich. Muchos tesoros fueron escondidos en bunkers y depósitos secretos. Pero nadie habría podido imaginar un lugar más seguro para esconder el oro que bajo las heladas aguas del Mar Báltico, cerca de las costas de Polonia. Y no porque los nazis decidieran esconderlo allí.

Según ha revelado Phil Sayers, submarinista profesional británico, al Daily Star, el oro se encuentra a unos 450 metros de profundidad, cubierto por los restos del naufragio del transatlántico alemán MV Wilhelm Gustloff. Al parecer, los jerarcas nazis cargaron en el buque tres toneladas de oro en lingotes, para sacarlos de Alemania ante el implacable avance del Ejército Soviético.

El problema, apunta Sayers, era que el barco ya iba sobrecargado: se trataba de un transatlántico de lujo, diseñado para 1.500 pasajeros, que había sido reconvertido en buque hospital y utilizado en la llamada Operación Hannibal, una evacuación masiva de ciudadanos. Así que en su último viaje, el barco zarpó del puerto polaco de Gotenhafen transportando a más de 10.600 personas, hacinadas en las cubiertas.

Un submarino soviético S-13 lo avistó y le disparó tres torpedos, que hundieron el buque, provocando la muerte a más de 9.400 personas, una catástrofe seis veces superior a la del Titanic.

Sayer tuvo conocimiento de la existencia del oro por medio de uno de los supervivientes, Rudi Lange, quien había sido operador de radio del barco. Antes de zarpar, presenció cómo un grupo de soldados fuertemente armados transportaba varias cajas grandes al interior del buque. Uno de esos soldados, con el que tuvo ocasión de hablar muchos años después, en 1972, le contó que las cajas contenían lingotes de oro.

El oro fue almacenado en la suite personal de Hitler, que fue blindada para la ocasión. Sayers tuvo ocasión de inspeccionar el pecio en una expedición en 1988. Colocó una placa en memoria de las víctimas y se hizo con dos ojos de buey, con la intención de depositarlos en un museo de los supervivientes que hay en Kiel (Alemania). Uno de ellos estaba reforzado con rejas de acero.

Desde entonces, varios cazatesoros polacos y de otras nacionalidades han realizado intentos de recuperar parte del tesoro. Sin embargo, la declaración del pecio como tumba de guerra internacional prohíbe que cualquier expedición submarina se acerque a menos de 500 metros a la redonda de los restos.

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