La elección de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos despertó la expectación de los inversores en oro físico, que veían en el nuevo inquilino de la Casa Blanca a un hombre de negocios que conocía el valor del oro como inversión, ya que él mismo había invertido en oro.
Además, varios de los ejecutivos de lo que se rodeó para negociar con el equipo de Obama la transición presidencial eran firmes defensores del oro e, incluso, de la vuelta al patrón oro.
Esta sensación de que la administración Trump es defensora de los metales preciosos ha llevado a un grupo de ciudadanos estadounidenses a crear una plataforma, denominada Make Money Great Again, que quiere impulsar una petición popular a favor del oro.
La petición, a través de la plataforma Change.org, señala textualmente: “nosotros, los ciudadanos, requerimos de la nueva administración que haga grande de nuevo el dinero; que el oro y la plata pueda ser utilizados libremente en los Estados Unidos como medio de pago, en vez de los dólares. La Constitución reconoce explícitamente al oro y la plata como dinero. Por ello, solicitamos que:
– Cesen todas las discriminaciones fiscales contra el oro y la plata, incluyendo la retirada de los impuestos sobre las ganancias de capital en las transacciones en oro y plata.
– Se retiren todos los obstáculos al uso del oro y plata como dinero, según reconoce la Constitución”.
La petición incluye una Orden Ejecutiva, redactada por esta plataforma y cuya firma solicitan de la administración.
En el preámbulo de dicha Orden, se expone que “La Constitución reconoce de forma explícita que las monedas de oro y plata son dinero. Es más, al otorgar al Congreso la potestad de “acuñar dinero y regular su valor”, la Constitución no otorga al Congreso o al presidente la potestad de desmonetizar el oro y la plata”.
Patrón oro
Como explican desde la plataforma, la petición no persigue la restauración del patrón oro, como ya se intentó durante el mandato de Ronald Reagan, en los años 80, ni imponer un sistema monetario en oro controlado por la Reserva Federal, ni imponer restricciones a las actuales competencias monetarias de la Fed. “Simplemente pedimos al presidente Donald J. Trump que firme esta Orden Ejecutiva que permite a los ciudadanos que hagan uso de una opción monetaria que está en el espíritu y los objetivos de la Constitución”.
En su web, la plataforma Make Money Great Again (MMGA) explica que, aunque el presidente Richard Nixon suspendió de forma unilateral, en 1971, la convertibilidad directa del dólar estadounidense en oro, la Constitución no otorga al Congreso o al presidente la potestad de desmonetizar el oro y la plata, o impedir su uso como moneda.
“Pese a ello –señalan-, el uso de los metales preciosos ha sido restringido de facto y se les ha discriminado: no se consideran moneda en términos de impuesto de transmisiones patrimoniales y están discriminados por la política fiscal estadounidense”.
Estas cuestiones, en combinación con la falta de convertibilidad del dólar, constituyen unos factores de discriminación que de forma efectiva desmonetizan el oro y la plata, impidiendo que se utilicen como moneda de cambio en las transacciones diarias.
Desde este colectivo consideran que los avances en tecnología financiera y plataformas digitales de pago han permitido que los metales preciosos puedan usarse indistintamente junto a la moneda de los bancos centrales en las transacciones online, por lo que estamos en un momento oportuno para eliminar los obstáculos que impiden que el oro y la plata circulen libremente otra vez como moneda en las transacciones comerciales.
“Deben ser los ciudadanos los que decidan que moneda utilizar. Esa decisión no debe tomarse en función de la última teoría económica de moda, dictada por el monopolio de los bancos centrales”, apuntan. Y, por tanto, no debe existir discriminación implícita o explícita hacia aquellos ciudadanos que elijan de forma unilateral utilizar una moneda que ha sido reconocida como constitucional.
El dólar pierde valor
Como argumento, desde MMGA señalan que los billetes en dólares de la Reserva Federal han demostrado ser, de forma objetiva, una moneda insatisfactoria para los ciudadanos y negocios. El poder adquisitivo del dólar estadounidense continúa cayendo, mientras que el oro y la plata, incluso sin apoyo gubernamental o uso en los sistemas monetarios globales, han preservado el poder adquisitivo de los ahorradores y asalariados, en contraste con lo sucedido con la moneda de cualquier banco central.
Las cifras son la mejor prueba. Según MMFA, antes de 1971, el salario mínimo federal era de 1,60 dólares la hora, o 1,42 gr de oro la hora, basándose en el precio del oro en el momento en que el presidente Nixon decretó la suspensión “temporal”. En 1985, el salario mínimo era de 3,35 dólares la hora, pero sólo 0,32 gr. de oro la hora en términos de poder adquisitivo. A día de hoy, el salario mínimo es de 7,25 dólares la hora, pero apenas 0,19 gr. de oro en poder adquisitivo.
“Así que, mientras los salarios mínimos se han incrementado, en términos de dólares nominales, más de cuatro veces, su capacidad para adquirir bienes y servicios ha caído hasta apenas 1/7 de lo que era. Nada menos que un 87% de caída del poder adquisitivo del dólar estadounidense frente al oro”, argumentan.
Los mismos 1,42 gr. de oro que constituían el salario mínimo en 1970 equivaldrían hoy a más de 54 dólares la hora, lo que permitiría a los ciudadanos mantener un nivel de vida digno, aun cobrando el salario mínimo. El oro preserva el poder adquisitivo para financiar todas las necesidades vitales: educación, sanidad, vivienda, comida y energía.
“Es difícil encontrar otro producto que se haya comportado peor, de forma objetiva, durante las últimas dos décadas que las monedas gestionadas por los bancos centrales. Así que, mirando al futuro, es hora de engrandecer de nuevo el dinero”, concluyen.
De momento, hasta el día 25 de enero, la petición había recabado el apoyo de 1.557 personas en Change.org. Queda un largo camino por recorrer si quieren alcanzar las 100.000 firmas, para presentar la iniciativa a la consideración del presidente Trump.