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El oro alemán almacenado en EE UU es de papel

Ni el Bundesbank (Banco Central alemán) ni la Reserva Federal estadounidense han sido capaces hasta ahora de ofrecer ninguna prueba concluyente de la existencia del oro alemán supuestamente almacenado en Nueva York ni han explicado por qué se ha tardado tanto en repatriar ese oro. Una circunstancia que hace sospechar que el oro alemán depositado en EE UU sólo existía en forma de apuntes contables.

Así de contundente es la denuncia pública realizada por Peter Boehringer, fundador de la Sociedad Alemana de Metales Preciosos, una organización que ha venido reclamando transparencia al Bundesbank sobre las reservas de oro del país, así como la vuelta de las mismas al territorio alemán.

Según un comunicado del Bundesbank hecho público en los días previos a Navidad, el volumen de reservas de oro repatriadas durante el año 2016 fue de “aproximadamente 200 toneladas, lo que elevaba el total de reservas en territorio alemán a 1.580, alrededor del 47% del total.

Sin embargo, Peter Boehringer llama la atención sobre un comunicado publicado por la agencia de noticias alemana DPA-AFX el pasado 21 de diciembre, reproducido literalmente en varios medios de comunicación alemanes y cuyo origen parece ser el propio Bundesbank. En ese comunicado se señala textualmente que “las reservas de oro de Alemania crecieron con rapidez en los años 50 y 60. Gracias a su superávit de exportaciones, la República Federal acumuló muchos dólares que podían cambiarse en la Reserva Federal de EE UU contra derechos de oro.

Según Boehringer, en la noticia se utiliza el término “derechos de oro” y no “lingotes de oro” para definir por parte de ambos la constitución de las reservas de oro alemana en EE UU. Un término que difícilmente, a su juicio, pudo ser inventado por el periodista que escribió la noticia, y que más bien parece utilizado por el propio Bundesbank, lo que da alas a las llamadas “teorías de la conspiración” sobre las reservas de oro alemanas, que han estado circulando durante décadas.

Teorías de la conspiración que vienen a afirmar que las reservas de oro alemanas supuestamente almacenadas fuera de sus fronteras y especialmente en la sede de Nueva York de la Reserva Federal no existen de forma física desde los años 60, sino sólo en forma de apuntes de contabilidad.

“Por supuesto, el Bundesbank nunca lo admitirá –opina Boehringer-, puesto que entonces el cuento de que tuvieron que fundir los lingotes de oro acumulado en la Fed de Nueva York durante más de 50 años no habría tenido sentido”.

Durante años, la campaña “Repatriad nuestro oro” impulsada por la Sociedad Alemana de Metales Preciosos ha solicitado ver los lingotes de oro alemanes supuestamente almacenados en las cámaras acorazadas de Nueva York, Londres y París. Pero ni el Bundesbank ni la Reserva Federal han ofrecido nunca ninguna prueba concluyente, como fotografías, los códigos numéricos de los lingotes, vídeos del proceso de fundido…

“Todo lo que hemos recibido han sido declaraciones borrosas con números de lingotes incompletos, inservibles listados de lingotes e incompletos informes de auditorías internas. Pero si los lingotes de oro alemanas almacenados en el extranjero resultaran ser sólo papeles y apuntes contables, todo tendría sentido”, afirma el fundador de la Sociedad Alemana de Metales Preciosos.

La presión ejercida por la opinión pública y canalizada por esta organización ha logrado, después de muchos años, que parte de este oro se haya convertido en físico durante su traslado sobre el Océano Atlántico. “Ahora, la Reserva Federal y el Bundesbank pueden librarse finalmente de tener que mostrar los 120.000 lingotes de oro alemanes de los años 50 y 60 que, probablemente, nunca existieron. Gracias a la agencia DPA-AFX y al Bundesbank por contar una parte de la verdad después de tanto tiempo, y por la admisión implícita de esta contabilidad de oro modelo Bretton Woods de los años 60”, afirma Boehringer.

Sin embargo, el Bundesbank sigue ofreciendo muestras de su falta de transparencia respecto al oro que supuestamente ha sido trasladado ya a territorio alemán, ya que no se han ofrecido datos como el listado completo de la numeración de los lingotes, fotografías o vídeos de las aproximadamente 125.000 barras que deben estar ahora en las cámaras acorazadas de Frankfurt, ni se ha realizado ninguna auditoría física en dichas instalaciones.

Aunque el Banco Central alemán parece haber avanzado en el proceso, la transparencia sobre este plan de repatriación sigue siendo mínima, y la información publicada por la agencia de noticias alemana no hace sino incrementar la preocupación sobre el resto de reservas que aún permanecen en territorio estadounidense.

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