El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el pasado 21 de febrero que a primeros de marzo saldrá al mercado una nueva criptomoneda, en este caso respaldada por el oro, al estilo del petro, la criptomoneda presentada hace unos días y que está respaldada por las reservas de petróleo del país.
El pasado 20 de febrero comenzó a venderse el petro, la criptomoneda a la que ha recurrido el Gobierno de Venezuela como huida hacia adelante de la tremenda hiperinflación que sufre la economía del país y como fórmula para sortear las sanciones financieras impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos.
Según fuentes del Gobierno, el petro, respaldado por las reservas petrolíferas venezolanas, recaudó unos 735 millones de dólares en su primer día. La compañía estatal Petróleos de Venezuela está obligada por el Gobierno, junto con otra serie de empresas, a adquirir esta nueva moneda con parte de sus beneficios por la venta de petróleo y gasolina.
Sin embargo, desde el Congreso de Venezuela, actualmente bajo control de la oposición, se ha declarado la ilegalidad del petro y se ha advertido que no sería reconocida por un nuevo gobierno, ya que la Constitución venezolana prohíbe utilizar las reservas de crudo para respaldar inversiones sin contar con el permiso del poder legislativo.
Desde los Estados Unidos se ha advertido a los posibles inversores en el petro que podrían incumplir las sanciones financieras impuestas al régimen de Nicolás Maduro.
Y ahora… el petro oro
Apenas un día después de la presentación de la nueva criptomoneda, Maduro dio un paso más y anunció en la televisión nacional que en unos días lanzará el petro oro, “con respaldo en oro, más poderosa aún, que viene a fortalecer el petro”.
El Gobierno no ha ofrecido detalles sobre esta oferta ni sobre la cantidad de oro de las reservas venezolanas que servirá para respaldar a la nueva moneda virtual. Diversos analistas han apuntado que las nuevas criptomonedas venezolanas difícilmente van a atraer a muchos inversores, debido a la desconfianza en la gestión económica del Gobierno de Maduro, que ha visto cómo en apenas un año, la moneda local ha perdido un 99% de su valor frente al dólar.
Hay que recordar, además, que las reservas de oro de Venezuela descendieron en 2017 en términos netos, después de que el Gobierno se viera obligado a utilizar una parte de ellas para saldar un swap que tenía contratado con Deutsche Bank.
Los planes del Gobierno de incrementar sus reservas mensualmente con la producción de oro procedente de la minería tradicional del Arco Minero del Orinoco no han surtido efecto, y las entregas de oro han sido ocasionales y de unos volúmenes mucho menores de lo esperado.
Como señala Sean Walsh, fundador de Redwood City Ventures, firma de inversión en criptomonedas, “antes de comprar una criptomoneda respaldada en oro, preferiría comprar oro directamente”.