Los precios del oro alcanzaron un récord por encima de los 2.000 dólares la onza durante el pasado mes de agosto, con unas importantísimas ganancias desde principios de año. Los mercados financieros caros, los rendimientos reales negativos y la amenaza constante de la Covid-19 continúan impulsando la demanda a medida que un número creciente de inversores incluyen el metal precioso en sus carteras.
El metal precioso consiguió en los mercados un máximo histórico en términos nominales en agosto de 2020, cerrando por encima de los 2.000 dólares la onza por primera vez el 5 de agosto, mientras que dos días después, el viernes 7 de agosto, posicionaba su apertura en el mercado de Londres en 2.061,500 dólares y en su equivalente de 1.743,82 euros la onza. Pero el metal precioso no pudo mantener este impulso a pesar de la continua caída de los rendimientos reales, con el oro terminando el mes en 1.957,35 por onza, prácticamente sin cambios durante todo agosto, según afirma Jordan Eliseo, gerente de Investigación de Inversiones en The Perth Mint.
Por su parte, la plata continuó repuntando, terminando agosto por encima de los 28 dólares por onza y registrando un aumento del 16% en el mes. Desde los mínimos registrados en marzo de este año, la plata ha duplicado su precio en dólares. Esto se refleja en la relación oro / plata que ahora ha disminuido su ratio de más de 110 a finales de febrero a menos de 70 a finales de agosto.
Si bien el oro y la plata han estado recibiendo mucha atención de los medios, la acción real en agosto se vio en los mercados de valores cuando los precios de las acciones de los favoritos del mercado se dispararon.
Si bien, el punto culminante del calendario económico en agosto fue el simposio anual de política económica organizado por la Reserva Federal de Estados Unidos, su banco central, en Jackson Hole.
Este año, en un movimiento ampliamente anticipado por los mercados financieros, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, actualizó el marco de la política monetaria estadounidense, publicando una nueva Declaración sobre Objetivos a Largo Plazo y Estrategia de Política Monetaria.
La clave de esto, al menos a los ojos del mercado, es la adopción de lo que se llama «metas de inflación promedio». De cara al futuro, la Reserva Federal se alegrará de ver que la inflación corre a más del 2% anual (que sigue siendo su tasa de inflación preferida a largo plazo), para compensar los años en los que las tasas de inflación han sido inferiores al 2%. Este movimiento ayudó a impulsar una caída continua en el valor del dólar estadounidense, que cayó otro 1,44% (según el índice del USD) en agosto tras una caída del 4% en julio. Lo que, no cabe duda, que ayudó a la meteórica subida del precio del oro.
Ese aumento de precio no influyó para nada en el detrimento de ventas de productos de inversión en metales preciosos físicos, todo lo contrario. Eliseo aporta unos datos sobre la fuerte demanda de lingotes y monedas de inversión acuñadas, y las ventas de productos de oro realizados en The Perth Mint, ya que aumentaron un 20% en agosto. Durante el transcurso de 2020, la Casa de la Moneda de Perth vendió un promedio 64.000 onzas de oro al mes, suponiendo un aumento del 50% en relación con las ventas mensuales promedio observadas entre 2012 y finales de 2019.
“El aumento de la demanda de oro que estamos viendo (y esperamos seguir viendo) no se limita a los inversores minoristas, ya que los inversores institucionales empiezan a ver su atractivo”, comenta Jordan Eliseo.
Bloomberg informó el mes pasado que el Fondo de Pensiones de la Policía y Bomberos de Ohio, de unos 16 mil millones de dólares, había aprobado una asignación del 5% dedicada al oro para «ayudar a diversificar su cartera y protegerse contra el riesgo de inflación«.
“Sospechamos, dice el analista de la Ceca de Perth, que veremos más fondos de pensiones, así como compañías de seguros, oficinas familiares y similares, que se moverán para incluir una asignación de oro en sus carteras en los próximos años”.