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Alemania quiere tener el 50% de sus reservas de oro en casa

La campaña puesta en marcha en 2012 para que el Bundesbank trasladara a Alemania la mayor parte de las reservas de oro de Alemania está a punto de concluir con el traslado de 91 toneladas desde el Banque de Francia, con lo que el banco central alemán albergará a finales de año prácticamente la mitad de las reservas de oro del país.

La polémica la sirvió la Oficina Federal de Auditoría alemana en 2012, cuando hizo públicas sus dudas acerca de los controles llevados a cabo por el Bundesbank sobre las reservas de oro alemanas depositadas en Nueva York, París y Londres.

Como ya informamos en este medio, los auditores pedían al Bundesbank que realizara controles periódicos para verificar el peso y autenticidad del oro depositado en las cámaras acorazadas de los bancos centrales que custodiaban parte de las reservas alemanas.

Como recuerda el artículo publicado en Handelsblatt Global, en ese año 2012 alrededor del 70% de las 3.378 toneladas de oro que formaban las reservas de Alemania (por un valor aproximado de 119.000 millones de euros) se encontraban almacenadas fuera de sus fronteras.

El informe de los auditores, más la presión de la opinión pública, canalizada por medio de la organización “Repatriad nuestro oro”, provocó que el Bundesbank iniciara el traslado de las 300 toneladas de oro depositadas en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Solo en 2016, se trasladaron más de 100 toneladas.

Durante 2017 han continuado las operaciones de traslado. De hecho, el Bundesbank tiene previsto completar a finales de año el traslado de las 91 toneladas de oro que quedaban en las instalaciones del Banque de France a las cámaras acorazadas situadas en la Wilhelm-Epstein-Strasse de Francfort.

El total de oro trasladado del extranjero a Alemania se sitúa en torno a las 680 toneladas. Después de estas operaciones, cerca del 50% del oro alemán seguirá almacenado en el exterior, en lo que, según el medio alemán, es una decisión deliberada por parte de las autoridades. Decisión que, en tiempos pasados, respondía a la necesidad de salvaguardar el oro de una posible invasión soviética durante los años de la Guerra Fría, y que hoy se justifica como un medio de defensa frente a una posible crisis monetaria.

Según el artículo de Handelsblatt Gobal, el Bundesbank basa su plan de almacenamiento del oro en las dos principales funciones de las reservas de oro: asegurar la confianza en el Estado y permitir el intercambio de oro por divisas extranjeras en los mercados globales en cortos plazos de tiempo. Así, en caso de una crisis monetaria, tiene sentido tener parte de las reservas depositadas fuera de la Eurozona (y pronto, de la Unión Europea), como en el Reino Unido, o en los Estados Unidos.

Como Francia forma parte de la Eurozona y de la Unión Europea, ha dejado de tener valor estratégico, por lo que se ha decidido eliminarla como lugar de depósito de las reservas alemanas.

Según recuerda el artículo, las reservas de oro se crearon en virtud de los Acuerdos de Bretton Woods sobre el sistema monetario, en 1944, origen del llamado “patrón oro”.

Este patrón estableció unos tipos de cambio para cada divisa, en relación con el dólar estadounidense. Por otro lado, se obligaba a la Reserva Federal estadounidense a cambiar las reservas de dólares de los Estados miembros por oro en cualquier momento, a un tipo de cambio fijo de 35 dólares por cada onza troy (31,1 gramos).

Este sistema, que se mantuvo en funcionamiento hasta comienzos de la década de los 70 del pasado siglo, permitía que los países que tenían superávit comercial incrementasen sus reservas. Alemania, que ya exportaba más de lo que importaba, comenzó a multiplicar sus reservas de oro, que se elevaron desde las 26,4 toneladas de finales de 1951 a 1.514,6 toneladas en 1958, en una década prodigiosa para la economía alemana.

En la actualidad, las cámaras acorazadas de la sede del Bundesbank, custodiadas por la Policía Federal de Alemania, albergan alrededor de 270.000 lingotes (ver imagen). El Bundesbank ha realizado muy pocas ventas de oro en los últimos años, apenas un 0,1% anual, que ha sido adquirido por el Ministerio de Finanzas para acuñar monedas.

Aparte de esas ventas, el Bundesbank ni se plantea la posibilidad de vender su oro, aunque el simple hecho de tenerlo no le reporte beneficios. Como señala a Handelsblatt Gobal el economista Jörg Guido Hülsmann, de la Universidad de Angers, “en caso de una gran crisis o quiebra del sistema monetario, la demanda de oro y, por lo tanto, su precio, se va a disparar. En esos casos, el oro del Bundesbank valdría tanto que sería suficiente por sí mismo para salvar el euro, debido a la confianza que los mercados depositan en él”.

Y es que, como dice el propio Bundesbank, “el oro es aún más valioso cuando no es necesario cambiarlo por dinero”.

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