La crisis económica generada por la pandemia de coronavirus puede ser aún más devastadora que la de 2008, según las previsiones de diversas instituciones. Para hacer frente a la recesión económica, algunos analistas plantean la posibilidad de que los bancos centrales de los países más afectados recurran a vender parte de sus reservas de oro, acumuladas durante los últimos años de bonanza económica, para hacer frente a la situación.
En un informe firmado por Christopher Wood, analista de la multinacional de servicios financieros Jefferies, se advierte del creciente riesgo de liquidación de oro en la India, provocado por el colapso del crecimiento económico.
Según Wood, la posibilidad de que los bancos centrales de algunos países se vean forzados a vender parte de sus reservas de oro, debido al grave deterioro de sus economías por la paralización obligada por el Covid-19, es cada vez más grande.
Uno de los objetivos que apunta el analista en su nota a los inversores es la India, cuya situación económica califica de grave. Precisamente, el Banco de la Reserva de la India ha incrementado sus reservas de oro durante los últimos años, acudiendo al mercado después de mucho tiempo sin hacerlo.
Según las últimas estadísticas publicadas por el Consejo Mundial del Oro (que reflejan la situación de hace dos meses), el banco central indio contaba con 641,8 toneladas de oro, que representaban el 6,8% de las reservas totales del país. Una cifra que le había permitido situarse en los últimos meses entre los 10 países con mayores reservas de este metal.
“Otro vendedor potencial sería Arabia Saudí, donde la presión fiscal ha provocado un severo incremento de la tasa de IVA, que se ha multiplicado por tres, hasta el 15%, así como la suspensión de los subsidios de subsistencia”, señala Woods en el informe.
La Autoridad Monetaria de Arabia Saudí (nombre con el que se conoce al banco central del país), acumulaba 323,1 toneladas de oro a finales del pasado mes de marzo, que representaban el 3,2% del total de sus reservas estratégicas.
El informe de Jefferies a los inversores señala también que, en el presente escenario, el precio del oro va a tardar aún en superar los 1.800-1.900 dólares la onza: “los inversores deberían recordar que cuando el oro supere finalmente el precio de 1.921 dólares la onza que fue su máximo en 2011, será el mejor de los escenarios posibles”.
El nuevo listado de reservas en manos del sector oficial que el Consejo Mundial del Oro va a publicar en estos días aún no reflejará estas posibles ventas, ya que los datos se publican con al menos dos meses de retardo. Lo que sí es posible que se empiece a apreciar es la paralización de las operaciones de compra por parte del Banco Central de la Federación Rusa, que anunció hace meses que dejaría de adquirir oro de producción local, con fecha uno de abril.