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Así recuperan en Pakistán el polvo de oro que cae al suelo de las joyerías

Cuentan las leyendas de la época de la fiebre del oro en el Klondike y en California durante el siglo XIX que algunos avispados se dedicaban a cavar bajo las tables de las tabernas y locales donde los mineros vendían el oro que habían encontrado, para hacerse con el polvo que iba cayendo al suelo desde la mesa donde se realizaba el pesaje. En Pakistán, existen “mineros” especializados en recuperar los restos de oro que quedan en el suelo de los talleres de joyería.

Las operaciones que llevan a cabo los joyeros pakistaníes con su materia prima, el oro, producen una serie de partículas, casi imperceptibles, que van cayendo al suelo del taller en el que trabajan. Una riqueza acumulada que nadie parece tener en cuenta y que, de no ser recuperada, se perdería en las alcantarillas.

Según explican desde el medio paquistaní Geo News, solo en el suelo del bazar de Sarafa en la ciudad de Peshawar se acumulan cada mes 22,5 onzas (alrededor de 700 gramos) de oro mezclado con polvo, que a precios de mercado equivale a unos 28.700 dólares. Una riqueza que se iría por el desagüe si no hubiera trabajadores especializados en recuperarla.

A estos trabajadores se les llama “nayariya”, que en la lengua local significa persona que extrae el oro del polvo. Según explica uno de estos trabajadores a Geo News, se llevan la arena aurífera procedente del suelo de los talleres, pagando a éstos un precio de entre 5.000 y 10.000 rupias mensuales (entre 76 y 152 dólares).

Para dedicarse a esta actividad, los trabajadores cuentan que es necesario poseer una vista muy aguda, para distinguir la arena que contiene partículas de oro. Se trata de una labor que empezó a realizarse hace 50 o 60 años.

Pappu Saeen es uno de estos trabajadores que, además, es el propietario de una joyería. Se encarga de recuperar el oro procedente de la arena de diversos talleres, desde el mercado de Peshawar a talleres de otros distritos e incluso agencias de la administración local. Según sus cálculos, cada día recogen polvo de oro por valor de 100.000 rupias (1.520 dólares).

Para extraer el oro, primero separan la arena del resto de suciedad. Luego la secan y le añaden grafito, sal de boro y sosa cáustica. La mezcla resultante se funde en un horno, a más de 3.000 grados de temperatura. Una vez fundida, se vierte en la tierra. El oro y la plata se asientan, mientras que el resto de metales se quedan en la superficie.

Esta mezcla se tamiza para separar las partículas de oro y plata del resto de metales. Luego se vuelve a fundir, para separar el oro y la plata, aprovechando la distinta temperatura de fusión de ambos metales (el oro se funde a 1.064º, mientras que la plata lo hace a 961,78º).

El metal obtenido se lo entregan a los aprendices de su joyería para que practiquen las técnicas que van aprendiendo. Las piezas elaboradas se venden luego al público.

Se trata de una contribución a la economía que permite ahorrar una cierta cantidad de oro que, de otra manera, se perdería. (Foto: Geo News)

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