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Banco Central Europeo, Mario Draghi y sus tipos de interés “0”: oro contra fondos de inversión

El presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi “amenazaba” recientemente en Sintra, Portugal, con que está dispuesto a aplicar «estímulos adicionales» si no mejoran las perspectivas económicas de la zona euro. Lo que quería decir es que está dispuesto a bajar aún más los tipos de interés, pese a que el precio oficial del dinero ya está en el 0%, e incluso a comprar más deuda (pública y privada) para impulsar la inflación, después de que el IPC de la zona euro cerrara en el 1,2% en mayo, lejos del objetivo del 2% que mantiene el organismo monetario.

El euro cotiza ahora mismo a 1,12 dólares, mientras los bonos estatales han pasado a tener tasas negativas, por lo que el inversor tendría que pagar al estado emisor por tener sus bonos y no lo contrario. En nuestro caso, el bono español está en – 0,387% a 1 año.

El aviso del Banco Central Europeo de que los tipos de in­terés pueden se­guir ba­jando y que, cuando me­nos, no su­birán hasta la se­gunda mitad de 2020, ha puesto de moda otra vez la bús­queda de ins­tru­mentos en los que in­vertir los aho­rros sin perder di­nero y, si es po­si­ble, ga­nando algo.

Una opción clara y diferenciadora de esta búsqueda de soluciones se encuentra en el oro. Veamos cuál es su comportamiento frente a sistemas financieros de inversión como son los “fondos”.

Con los últimos datos de las distintas categorías de fondos de inversión comercializados en España, la rentabilidad a un año del conjunto de los fondos es negativa. Los fondos que han apostado por la renta variable española han perdido un 4,54%.

Según la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones INVERCO, en España se comercializan 23 categorías de fondos de inversión, de los que 12 han registrado rentabilidades negativas entre abril de 2018 y el mismo mes de 2019, mientras que las ganancias de las otras 11 no han logrado empatar la partida y al final la rentabilidad media ponderada del sector de los fondos comercializados en España se ha quedado en el -0,02%.

Respecto a los fondos comercializados bajo la denominación de retorno absoluto, exigen una gestión continua muy activa, para lograr que en ciclos de alta volatilidad de los mercados el valor de la inversión se mueva lo menos posible. Pero ni el retorno de la cantidad invertida está garantizado, ni mucho menos una rentabilidad positiva. De hecho, entre abril de 2018 y el mismo mes de 2019, estos fondos de “retorno absoluto” han registrado una rentabilidad del -1,53%.

Otro tipo al que también suelen acudir los inversores financieros son los fondos garantizados, ya que aseguran a quienes entran en ellos un porcentaje de la inversión inicial (habitualmente el 95% de lo invertido) y prometen una posible rentabilidad consistente en un porcentaje de lo que gane algún índice bursátil o financiero. Este tipo de fondos tienen plazos muy determinados (habitualmente entre 3 y 5 años) durante los que salirse vendiendo las participaciones está sujeto a importantes comisiones.

Es decir, que hay que olvidarse del dinero invertido durante la duración de la vida del fondo si no se quiere acabar con pérdidas, porque es muy común que las comisiones sean mayores que la rentabilidad acumulada si se decide abandonar el barco antes de tiempo”, como señala Marcos Celada.

La rentabilidad media ponderada de estos fondos a un año se queda en el 0,76%. A tres años sube al 1,64% y a cinco años se sitúa en el 1,36%. Ello sin contar la evolución del IPC y sin descontar la inflación acumulada.

Otro tipo de inversión de un sector de la población española es el de los depósitos a plazo fijo. Según los datos del conjunto del sistema bancario español recopilados por el Banco de España, en 2005 los bancos y cajas de ahorros pagaban de media el 2,3% anual por los depósitos a plazo fijo a un año.

A medida que se fue inflando la burbuja inmobiliaria el precio fue creciendo y en 2007 se pagaba ya el 4,5%. En 2008 llegó la crisis, todo comenzó a desinflarse y ahora, con el Banco Central Europeo (BCE) manteniendo el tipo oficial del dinero en apenas un 0%, los bancos pagan de media no más del 0,04% por un depósito a plazo.

Todo esto, de lo que muchos analistas echan la culpa a Mario Draghi, presidente del BCE, por su política de tipos bajos, ha dado un impulso al oro como forma alternativa de inversión que siempre está a corto, medio y largo plazo por encima de la inflación.

Lógicamente, hay que hablar siempre de oro físico, respaldado por entidades serias y de prestigio como Sociedad Española de Metales Preciosos de Inversión SEMPI.

Según esta entidad, ya de ámbito internacional tras la apertura de mercado en Italia, el oro es, posiblemente, la decisión de compra más segura y revalorizada del mercado. El oro, activo refugio por excelencia, es un bien muy demandado y de existencias limitadas. Los expertos aseguran que, al ritmo de extracción actual, el oro existente en el subsuelo del planeta se habrá agotado en un período de entre 12 a 15 años.

Además, en las últimas décadas, la demanda global de metales preciosos está creciendo con fuerza, debido a su uso como materia prima en la fabricación de productos de alta tecnología.

El resultado de una demanda creciente y de una oferta cada vez más limitada es una excelente revalorización.

Frente a los rendimientos de la deuda pública y bonos estatales, el oro comercializado por SEMPI ofrece unos rendimientos totalmente positivos. Sirva este ejemplo: mientras el bono español está en – 0,387% a 1 año, SEMPI estima un rendimiento en el mismo tiempo de un 5% a través de su Plan de Oro Inmediato o de su Programa Patrimonial Polivalente.

En comparativa con un fondo de inversión garantizado, que ofrecen una rentabilidad media ponderada de estos fondos a un año al 0,76%; a tres años un 1,64% y a cinco años se sitúa en el 1,36%, la comercializadora española en oro ofrece un 7% a 3 años y hasta un 9% a 10 años en sus diferentes opciones como el Sistema de Capitalización Patrimonial o el Programa Patrimonial Polivalente y el Plan Oro Futuro, si bien se consigue habitualmente una revalorización aún mayor.

Está claro que ante las imposiciones de las entidades bancarias, tanto las del BCE como el BdE, y el oscuro futuro de ganancias a través de las “ofertas” de fondos de inversión, bonos del tesoro, etc., el oro se convierte en el activo en el que depositar, con seguridad, los excedentes económicos, o parte de ellos. Una verdadera garantía para el poder adquisitivo de inversores y ahorradores frente al paso del tiempo.

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