La campaña electoral que llevó a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos coincidió con un periodo de optimismo para el mercado del oro, con precios que superaron de largo los 1.300 dólares la onza en el mes de septiembre de 2016, para luego volver a caer al entorno de los 1.100 dólares. En 2020 se vuelven a celebrar elecciones presidenciales en EEUU. ¿Cómo reaccionará el mercado del oro?
A lo largo de los años, el oro se ha mostrado especialmente sensible ante los cambios en la presidencia de los Estados Unidos. La elección de Donald Trump, en 2016, coincidió con un periodo de subida del precio del oro, que se moderó en el último trimestre de ese año.
A falta de poco más de un año para que se inicie una nueva campaña electoral, en la que Donald Trump buscará la reelección y los demócratas, desalojarle de la Casa Blanca, comienzan a realizarse predicciones sobre cómo puede influir en el precio del oro este acontecimiento político en una de las potencias mundiales.
En un interesante artículo publicado en Money Metals Exchange, su presidente, Stefan Gleason, aventura que será una de las elecciones presidenciales más disputadas de la historia, cuyo resultado va a tener una enorme influencia para todos los activos, incluyendo a los metales preciosos.
Hasta que se celebren las elecciones, en noviembre de 2020, pueden aún suceder muchas cosas, especialmente si la Reserva Federal vuelve a una postura moderada y rebaja los tipos de interés este mismo verano.
Como señala Gleason, una investigación histórica sobre los ciclos de las elecciones presidenciales sugiere que los mercados suelen comportarse bien en el comienzo del año electoral, “ya que la administración saliente se preocupa por inflar las estadísticas económicas”.
“Durante los años en que se celebran elecciones, los ejecutivos de la Fed (que juran y perjuran que no tienen motivaciones políticas) tienden a evitar movimientos en la política monetaria (como subidas de tipos de interés) que podrían exponerlos a ataques políticos”, apunta Stefan Gleason.
En cambio, el oro y la plata, que están menos sujetos a la evolución de la economía que las bolsas, muestran escasa correlación con los años electorales.
La última vez que un candidato republicano se presentó a la reelección fue en 2004, cuando el presidente George W. Bush se enfrentó al candidato demócrata John Kerry. Como recuerda el articulista, los mercados del oro y la plata tuvieron una importante actuación durante la segunda mitad de 2003 y registraron modestas ganancias en 2004, que en realidad fueron las primeras etapas de un importante mercado alcista.
En cambio, en 2008, cuando Barack Obama y John McCain se disputaron la Casa Blanca, fue cuando se desató el impacto de la crisis financiera. En aquel desastroso otoño, la plata se desplomó junto al resto de activos. En cambio, el oro capeó el temporal y acabó registrando un balance positivo en el año.
Según Gleason, “la sorprendente victoria electoral de Donald Trump en 2016 prendió la mecha bajo el mercado de capitales y puso freno a la creciente demanda de los metales preciosos en los Estados Unidos”.
Aunque el precio del oro ha subido desde la elección y la toma de posesión de Trump, la plata ha bajado, y la demanda de lingotes y monedas sigue siendo moderada en comparación con los años de la presidencia de Obama.
“A diferencia de las bolsas, los metales preciosos tienden a aprovecharse del miedo de los inversores. Si un demócrata prosocialista llegara a la Casa Blanca en 2020, podemos apostar a que un montón de inversores decidirían agacharse y ponerse a la defensiva”, asegura Gleason.
Por tanto, en su opinión, los mercados del oro y de la plata pueden comenzar a desplegar una correlación inversa a las cifras de Trump en las encuestas electorales.
“Sin embargo, las importantes fuerzas macroeconómicas que están operando en la actualidad -en especial la creciente deuda del Gobierno y la política monetaria acomodativa- van a seguir actuando durante el año que viene y más allá, independientemente de quién gane. La cuestión es si los resultados electorales acelerarán la crisis monetaria impulsada por la deuda que, de todas formas, se avecina”, señala el artículo.
En opinión de Gleason, la posibilidad de que el Partido Republicano se mantenga en el poder en 2020 no es, necesariamente, una mala noticia para los metales preciosos: cuando George W. Bush fue reelegido presidente, en noviembre de 2004, el oro cotizaba a apenas 450 dólares la onza; a principios de 2008, el metal superó los 1.000 dólares la onza. Durante ese mismo periodo, la plata subió de 8 a cerca de 20 dólares la onza, y ambos metales superaron de largo la revalorización de las bolsas durante los cuatro años del segundo mandato de Bush hijo.