La polémica y el debate en Italia se inició a primeros del pasado mes de febrero cuando saltó a los medios la noticia de que el Gobierno populista liderado por Matteo Salvini y Luigi Di Maio, Liga Norte y 5 Estrellas, respectivamente, pretendía tomar el control de las reservas de oro de su banco central.
Esta controversia es de suma importancia, tanto para la propia Italia como para el resto de la Unión Europea, pues la posible nueva legislación que se aplique puede repercutir totalmente en el propio seno de la UE y su estructura bancaria.
Además, hay que señalar que Italia es en la actualidad el tercer país con mayores reservas de oro del mundo, 2.451,8 toneladas, si exceptuamos las tenencias del Fondo Monetario Internacional.
Decíamos al respecto en Oroinformación que el asesor económico del gobierno, Claudio Borghi, aseguró a Reuters que su partido se está planteando la posibilidad de presentar un proyecto de ley según el cual se necesitaría una mayoría parlamentaria de dos tercios para autorizar la venta del oro, o incluso contemplan la posibilidad de prohibir su venta, cualesquiera que sean las circunstancias.
El caso es que, casi dos meses después, el viceprimer ministro italiano y líder del partido de la Liga Norte, Matteo Salvini, vuelve a solicitar la eliminación del banco central de Italia y del regulador financiero del país, Consob, afirmando que las dos instituciones deberían «reducirse a cero, más que cambiar una o dos personas«, o en otras palabras, deberían ser eliminadas, y que los «estafadores que infligieron pérdidas a los ahorradores italianos deberían terminar en prisión por mucho tiempo«. Con estas palabras, Salvini provocó nuevos temblores en Bruselas y Frankfurt al plantear otra vez la posibilidad de incautarse de las reservas de oro de Italia.
«El oro es propiedad del pueblo italiano, no de nadie más«, dijo Salvini en comentarios a diversos medios de comunicación italianos.
Es más, los populistas de Salvini y Di Maio pidieron a los representantes de la Camera dei deputati que aprueben una legislación que establezca que sus tenencias de oro pertenecen al Estado.
El proyecto de ley de propiedad del oro presentado por el legislador euroescéptico Claudio Borghi de la Liga Norte se suma a una relación ya tensa entre el Banco de Italia y el gobierno de coalición. También ha generado críticas de los políticos de la oposición, y algunos medios nacionales argumentan que puede permitir que el Gobierno asalte las reservas de oro para financiar las promesas de gasto.
Borghi rechazó la acusación y dijo que se asegurará de que el Parlamento tenga el máximo poder. Su preocupación es que la ambigüedad de la propiedad significa que una acción legal victoriosa contra el banco central, por una supervisión inadecuada, por ejemplo, deja abierta la posibilidad de que un reclamante obtenga una compensación en oro.
«Mi proyecto de ley solo apunta a dejar en claro que el oro pertenece al Estado, no al Gobierno«, dijo en una entrevista. «Si hay dudas sobre nuestras intenciones, también podemos aprobar otra ley que diga que no se puede vender ninguna de las reservas de oro a menos que haya una mayoría de dos tercios o más de ambas cámaras del Parlamento«.
Borghi se reafirma en que el estado italiano sea reconocido como el último propietario de las reservas de oro en lugar del Banco de Italia.
La idea de liquidar el oro de Italia para financiar un mayor gasto estatal parece haber surgido de Beppe Grillo, el cofundador de 5 Estrellas, quien en septiembre pasado escribió que «Nos permitiría finalmente poner fin a esta historia molesta sobre el hecho de que ‘no hay dinero«, y agrega “¿por qué los ciudadanos tienen que vender sus collares y no el Estado?”.
«El oro es parte de los activos del Banco de Italia y no se puede utilizar para la financiación monetaria del Tesoro«, dijo el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco.
Pero la última palabra sobre las operaciones de ventas de oro la tiene, en virtud de la adhesión a la zona euro, el Banco Central Europeo, porque se entiende que estos movimientos afectan a la estabilidad del euro. El Banco de Italia no tiene margen de maniobra. Con lo que si el Gobierno populista de Roma quisiera operar de forma unilateral, se situaría fuera de las reglas comunitarias de la Eurozona.