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Continúa la eterna pregunta en los mercados de metales preciosos: ¿El oro ha tocado techo?

Goldenes Dachl de Innsbruck (Austria)

Más de uno, pasándose de listo, puede creer que lo del “techo del oro” tiene que ver con el famoso Goldenes Dachl de la localidad austriaca de Innsbruck, o Tejado Dorado construido en el siglo XVI con 2.738 azulejos dorados, levantado para celebrar la boda del emperador Maximiliano I, abuelo de nuestro emperador Carlos I de España y V de Alemania. Pero no, por mucho que los rayos del sol, cuando se adormecen sobre esas tejas, las hagan parecer lingotes de oro. El “techo del oro” se refiere al tope máximo de cotización, a la cúspide de la montaña de los metales preciosos.

Queda mucho, muchísimo recorrido aún, para que el metal precioso alcance cimas como las de septiembre de 2011 que casi rozaron los 1.900 dólares la onza. Por tanto, ni ha tocado techo, ni lo tocará en mucho tiempo.

Si el pasado lunes 25 de febrero el fixing de Londres señaló la cifra de 1.331 dólares la onza en su cierre P.M., mientras el miércoles anterior el mismo indicador de la London Bullion Market Association marcaba su jornada rondando los 1.347 dólares, sería totalmente descabellado afirmar que el oro ha alcanzado su techo en el mercado y en estas fechas.

Veremos qué pasa próximamente cuando Jerome Powell se presente ante el Congreso de los Estados Unidos y, presumiblemente, mantenga su posición conservadora que rige recientemente en la Reserva Federal. Si mantiene esa política moderada, se volverán a abrir los chiqueros y la manada de toros de Wall Street embestirán de nuevo aupando el oro. Allí y en otros mercados europeos y asiáticos habrá siempre traders expectantes para convertir sus dólares en metales dorados.

Es más, en una siguiente etapa alcista, el oro puede alcanzar los 1.350 dólares la onza y pararse un poco a sopesar el próximo brinco que le elevaría hasta el listón de los 1.400 dólares la onza antes de que llegue el verano.

No obstante, siempre estará presenta la espada de Damocles de la volatilidad.

Además, se están dando situaciones límites de sobra que no cabe la mayor duda que influirán sobre manera en el futuro a corto plazo del precio del metal.

Entre otros factores, en concreto en Europa, la intranquilidad que ofrece la inestable situación del Brexit en el Reino Unido, ya que Theresa May acepta retrasar su puesta en marcha y los laboristas de Jeremy Corbyn impulsan la celebración de un nuevo referéndum.

Otro de los factores determinantes, aunque no definitivo, en este caso en América, es la continua escalada del conflicto que se viene desarrollando en Venezuela con cada vez más visos de un desafortunado final para la población. Prácticamente la totalidad de los países democráticos americanos, con Estados Unidos a la cabeza, a los que se une la Unión Europea, están pidiendo el fin de la tiranía de Maduro, apoyado por el aparato chavista y sus correligionarios cubanos y nicaragüenses.

A este respecto, es de destacar la lucha que mantiene la República Bolivariana por recuperar su oro nacional como medio fundamental de financiación, mientras le cierran puertas desde las bóvedas del Banco de Inglaterra (unos 1.200 millones de dólares en lingotes de oro), o acelera la venta del mineral extraído de las minas artesanales (controladas mayoritariamente por narcotraficantes y miembros del Ejército chavista) del Orinoco a empresas de Arabia Saudí.

Otro punto de mira se fija en los bancos centrales y sus masivas adquisiciones de oro para engrosar sus reservas, en detrimento de bonos del estado o dólares. El Consejo Mundial del Oro ha declarado que los bancos centrales han comenzado recientemente a comprar más oro del que están vendiendo, la primera vez que esto sucede en décadas. A medida que los bancos centrales diversifican sus reservas, el precio del oro aumenta.

El precio del oro generalmente está inversamente relacionado con el valor del dólar de los Estados Unidos: un dólar estadounidense más fuerte tiende a mantener el precio del oro más bajo y más controlado; es probable que un dólar estadounidense más débil haga subir el precio del oro. Esto se debe a que las personas tienen una tendencia a invertir y comerciar en dólares cuando el dólar es fuerte. Sin embargo, en tiempos de incertidumbre económica y cuando el dólar está débil, las personas prefieren invertir en oro físico, ya sea en lingotes o bullion.

Por último, otro factor que acentúa el valor del oro y su aumento de precio tiene relación con la producción minera, ya que si su cantidad disminuye origina un aumento en la demanda y, sobre todo, en el precio de extracción. Ambas causas influyen notablemente en el precio final de mercado.

¿Techo?, preguntan inversores. Por ahora, no, desde luego. Queda mucho recorrido hasta la cima.

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