El pasado lunes 26 de junio vimos con estupor como, según fuentes oficiales, por error, algún broker puso en el Mercado una orden de 1,8 millones de onzas de oro, forzando que hubiese una caída de la cotización más rápida que la nueva montaña rusa de un conocido parque de atracciones.
Pero es que este jueves, 29 de junio, tomando un refresco -vale, una cerveza, a las 2 de la tarde-, con un amigo, veo el siguiente gráfico:
Pero resulta que a continuación, se produce lo siguiente:
En mi tierra, esto se llama quitarse los piojos rapando el cabello. Se ha realizado una venta masiva, en un momento determinado de “tranquilidad” para comprar a degüello y que el mercado volviera a la “normalidad”, todo ello aprovechando que hablaba Mr. Drag
Los expertos indican que esta acción de venta masiva ha venido motivada por una mala interpretación de las palabras de Mario Draghi, que ha hecho corregir desde los 1,138 a 1,129 dólares por euro en cuestión de minutos. Pero luego, resulta que el mercado recupera de nuevo la senda alcista y vuelve a casi tocar los 1,38 dólar/euro.
Vale, aceptamos “pulpo” como… Pero, ¿cuál fue la explicación para el tema del oro? ¿Un error? ¿Necesidad de comprar barato para cumplir con las obligaciones para determinados fondos que tienen como subyacente el oro?
Nunca ha habido juego limpio en el mercado, pero estas maniobras especulativas ponen en evidencia varios puntos:
-Los grandes operadores mandan en el mercado y quitan del medio al inversor minorista haciendo romper y saltar todos los stops.
-Las plataformas de negociación ejecutan sus garantías en determinados activos derivados, dejando al inversor con cara de tonto.
-Los reguladores, ni están ni se les espera.
Bueno, pues volvamos a invertir en activos seguros, como acciones de Popular, Terras, Abengoas, etc., ¿o no?
Los metales preciosos son vestigios del pasado, según algunos enterados. Pero soy un anticuado y me siguen gustando. Iré contra mercado, una vez más, y no me va nada mal.
