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¿Cuál fue el origen de la ratio oro/plata?

Uno de las magnitudes que se utiliza para pronosticar la evolución de los precios de los metales preciosos es la llamada ratio oro/plata, que muestra el número de onzas de plata que se necesitan para adquirir una de oro.

Esta ratio muestra, por ejemplo, de forma muy gráfica la evolución del precio del oro sobre el de la plata en las últimas décadas y, según algunos analistas, permite predecir ciertos comportamientos del mercado.

En opinión del experto en metales preciosos Guillermo Barba, la subida de esta ratio hasta alcanzar unos niveles cercanos a los de 2008, inicio de la crisis financiera, constituye un serio aviso que no conviene ignorar. Según los datos que aporta Barba, en 2008 la ratio se disparó hasta 83,73, tras lo cual inició una caída hasta finales de marzo de 2011, cuando la plata casi logró nuevos máximos históricos, y tocó fondo en 31,68. Desde ahí, el proceso se revirtió, con una tendencia al abaratamiento de la plata respecto al oro.

Pero el dato más inquietante que aporta en su análisis Guillermo Barba es el siguiente: en la historia moderna, la ratio oro/plata solo ha estado tan alta en tres ocasiones, la mencionada crisis de 2008, la Guerra del Golfo (1990-91) y la Segunda Guerra Mundial. Una advertencia que no hay que perder de vista.

Sin embargo, otros analistas no creen que esta magnitud sea relevante de cara a predecir la evolución de los precios del oro y la plata. En opinión de Kelsey Williams, asesor y profesional de las finanzas, en su blog Kelsey’s Gold Facts, no hay ninguna razón fundamental que justifique la existencia de una ratio particular entre el oro y la plata.

El origen de la ratio oro/plata

Williams explica cómo se fijó esta proporción. En 1792, el Gobierno de los Estados Unidos promulgó la Mint Act, en la que se elegía de forma arbitraria una ratio de 16 a 1 entre los precios del oro y la plata. Los precios reales que se fijaron eran de 20,67 dólares la onza de oro y 1,29 dólares la de plata.

Esos precios oficiales se mantuvieron más o menos en línea con los precios de mercado hasta finales del siglo XX.

En 1859 se descubrió el mayor filón de plata encontrado en el mundo hasta entonces, cerca de Virginia City (Nevada). Este suministro adicional de plata acabó por inundar el mercado y provocó el desplome del valor de la plata por debajo de su precio oficial de 1,29 dólares la onza. Se trata de otro ejemplo histórico de inflación que afectó a la moneda, porque la plata que contenían las monedas de plata valía ahora mucho menos que el precio oficial de 1,29 dólares.

El Congreso de los Estados Unidos reaccionó con la aprobación de la Coinage Act de 1873 y deteniendo la acuñación de monedas de plata. Cinco años después se promulgó la Brand-Allison Act, que restauraba a la plata su condición de medio de pago y requería al Tesoro de los Estados Unidos a que comprara grandes cantidades del metal, lo que se pensaba que iba a crear más empleo en el sector de la minería.

Durante los siguientes 70 años, el Gobierno estadounidense incrementó las medidas de control del precio de la plata. Se ofrecía a comprar plata a precios artificialmente elevados para estimular la producción del metal. Esto satisfacía sobre todo a los votantes procedentes de los Estados productores de plata. Pero en el proceso, el Gobierno estadounidense acabó comprando más de 2.000 millones de onzas de plata que en realidad no necesitaba.

Mientras tanto, relata Kelsey, el mercado de la plata continuaba su declive. En 1887, el precio medio anual de la plata cayó por debajo del dólar y, en 1932, en lo más profundo de la depresión originada por el crack bursátil de 1929, llegó a su punto más bajo: 25 centavos la onza.

En línea con esta evolución, la ratio oro/plata prosiguió su crecimiento: con la plata a 25 centavos y el oro a 20,67 dólares la onza, la ratio creció a 80/1. En 1940 llegó a 97/1, con el oro a 34 dólares la onza y la plata a 35 centavos.

La revalorización de la plata como metal industrial comenzó a asentarse con la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, momento en que la ratio oro/plata comenzó un descenso gradual que duró 27 años, hasta un mínimo de 16/1 en 1968.

Tras ello y coincidiendo con la liberalización de los mercados del oro y la plata, la ratio comenzó a recuperar los niveles que había perdido hasta alcanzar los 100/1 en 1991 (fecha de comienzo de la Guerra del Golfo). Durante un corto periodo, entre julio de 1979 y enero de 1980, la ratio cayó de 32 a 16, pero inmediatamente después subió a 40.

Una ratio arbitraria

Los inversores en plata que esperan que caiga la ratio apuestan por que la revalorización de la plata va a superar a la del oro. Pero, como segura Kelsey, lo cierto es que durante los últimos 50 años la ratio ha mantenido tozudamente una línea ascendente que la va a conducir a niveles mucho más altos.

El analista defiende que el oro y la plata son dos metales diferentes con sus propios usos y funcionalidades. El oro es auténtico dinero; la plata es un metal industrial con un papel secundario como dinero. La ratio oro/plata que se creó hace 150 años fue el resultado de la influencia política y de las concesiones; fue una cifra arbitraria, porque el precio de 1,29 dólares la onza de la plata estaba muy por encima del precio de mercado y constituyó una forma primitiva de apoyar los precios”, concluye.

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