Más de un escalofrío recorrió las espaldas de inversionistas y pequeños ahorradores noveles cuando ayer, martes 11 de agosto, se inició una brusca y rotunda desescalada de los metales preciosos, oro y plata. El primero, tras haber alcanzado el récord de 2.067 dólares la onza en la tarde del 6 de agosto, tocó suelo a 1.860 dólares en la tarde noche del martes; mientras, la plata, que primero intentó sostenerse en sus 28 y pico dólares, acabó sucumbiendo y arrastrado por el rey de los metales frenó su caída en 24 dólares. ¿Caerán más y por qué han bajado tan alarmantemente?
El inamovible dato es que el oro se retiró en más de 100 dólares y la plata perdió casi 4 dólares en solo un día de negociación. El movimiento a la baja no es demasiado sorprendente, ya que muchos analistas han estado pidiendo una corrección de precios después de que el oro rompió los 1.920 dólares la onza, después los 2.000 dólares para después alcanzar nuevos máximos por encima de ese nivel. Y todo esto en menos de tres semanas.
Razones hay varias y diversas, tanto provenientes de Occidente, la mayoría, como de Oriente, de mucho peso. Para empezar, ha sido un paso para lograr estabilidad financiera en los Estados Unidos. Además, a diferencia de la crisis financiera, los paquetes de ayuda del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos podrían fácilmente aumentar hasta los 5 mil millones de dólares, lo que conllevará, eso sí, la creación del mayor déficit en la historia del gran país norteamericano.
La fuerte caída del dólar en los mercados de divisas, empujado por su archienemigo el yuan chino, otra de las grandes razones.
Pero, quizás, una de las más importantes razones de la rotunda, por ahora, bajada del oro ha venido de la mano de los expertos traders que han calculado el momento de recoger rápidamente beneficios sacando al parquet toneladas de oro físico para hacer cash rápido y seguro. Son los cortoplacistas y especuladores de siempre que, en cuanto tienen la oportunidad de recoger cuatro perras (esta vez han sido muchas perras) lo hacen globalmente dirigidos por alguno de los grandes gurús que manipulan el mercado.
Añadamos a eso que ciertos conflictos entre Estados Unidos y China se están “arreglando” entre bambalinas; que se está enfriando la situación turca, aunque ahora salga humo de Bielorrusia; de que Rusia venda al mundo entero el descubrimiento eficaz de una vacuna (“Sputnik”), contra el virus Covid-19; y algunas situaciones mejoradas en la geopolítica internacional.
Esta corrección de precios, sobre todo en el oro, le viene de maravilla a Oriente en cuanto a que los récords continuados hicieron prohibitivo el acceso al metal amarillo a las clases medias y bajas de India y China. Su cultura del oro se ha visto ensombrecida al no poder acceder a joyas y lingotes para sus regalos familiares o a los templos.
Pero que nadie se desespere, es una corrección natural. La recuperación de los metales preciosos se reanudará después de que se haya producido alguna toma de ganancias por parte de los ansiosos especuladores.
No sería sorprendente ver una toma de ganancias significativa esta misma semana, ya que los precios registraron grandes ganancias en las últimas: primero superaron los 1.920 dólares la onza, luego subieron por encima de los 2.000 dólares la onza e incluso comenzaron a alcanzar los 2.100 dólares la onza la semana pasada.
Sin embargo, una corrección muy significativa como la de mediados de marzo es muy poco probable que ocurra.
Las perspectivas a largo plazo para el oro y la plata siguen siendo positivas, y es probable que los precios comiencen a subir nuevamente tan pronto como termine la corrección actual.
La mayor parte del interés en el oro este verano proviene de inversores minoristas occidentales y así seguirá siendo.
La mejor noticia de todo esto es que los pequeños inversores tienen una segunda oportunidad de ingresar al mercado de metales preciosos antes de que los precios comiencen a alcanzar nuevos máximos históricos, lo que es probable que hagan este año y el próximo.
Comienza, pues, una nueva oportunidad para acceder más cómodamente al oro y la plata, pero pensando a futuro, no en futuros.