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Cuatro razones por las que sigue teniendo sentido poseer una “reliquia bárbara”

Joyas de oro precolombinas

El oro como activo de inversión ha sido objeto de muchas críticas. Las más frecuentes son que no ofrece rendimientos, como las acciones o los bonos, y que se trata de una “reliquia bárbara”, que puede ser sustituida por otros activos más modernos y rentables (las criptomonedas, por ejemplo). Dejando de lado lo cuestionable de estos argumentos, lo cierto es que hay muchas razones para seguir confiando en el oro de inversión.

Como explica Matthew Blume desde en Nasdaq, “en nuestro moderno mundo de transacciones con tarjeta de crédito, pagos electrónicos, criptomonedas y monederos digitales, la idea del dinero físico parece haber quedado algo desfasada. En un momento en que incluso llevar dinero en efectivo parece innecesario, llevar a cabo transacciones con pedazos de un metal dorado suena casi increíble”.

Aunque quizá no sea lo más práctico realizar las transacciones diarias con oro físico, existen razones para considerar que este metal, que ha sido calificado como “reliquia bárbara” durante casi un siglo, debería estar presente en las carteras de los inversores modernos.

Según Blume, existen al menos cuatro buenas razones para ello:

Protección frente a la inestabilidad de las divisas

“Si a cualquier persona que posee oro físico le calificáramos como ‘gold bug’ [un término que en inglés se aplica a quienes tienen invertido todo o parte de su patrimonio en oro] o chiflado, casi todos los bancos centrales del mundo están gobernados por chiflados y ‘gold bugs’, ya que el oro representa una parte fundamental de las reservas de los mismos. Aunque el presidente Nixon acabó oficialmente con el patrón oro en Estados Unidos en 1971, el metal continúa siendo la base del sistema financiero mundial”, señala el artículo.

En efecto, los bancos centrales poseen oro por un valor equivalente a cerca del 2% del producto interior bruto del mundo, y representa una parte importante de sus reservas globales. Además, estos organismos, especialmente los de China y Rusia, siguen acumulando oro a un ritmo acelerado, como han hecho desde que acabó la recesión.

Desde 2014, los bancos centrales extranjeros comenzaron a reducir la cantidad de bonos del Tesoro que poseían, diversificando sus reservas en activos ajenos al dólar estadounidense: oro, euros, yenes japoneses y otras divisas.

Este movimiento se ha producido al mismo tiempo que una serie de acuerdos bilaterales entre varias naciones, cuyo objetivo era utilizar en sus transacciones comerciales divisas diferentes al oro. Acuerdos que han provocado la reducción de la demanda global de dólares, en su mayor parte en forma de bonos del Tesoro.

Como señala Blume, el hecho de que se vaya difuminando el papel predominante del dólar como principal divisa internacional de reserva supone un incremento del riesgo en los activos de inversión denominados en esta moneda. “Sin embargo, también aumenta la posibilidad de que suba el precio del oro, convirtiendo a este activo en una protección adecuada en caso de una reorganización del sistema monetario internacional”, añade.

Depósito de valor en un entorno de tipos negativos

La tasa de interés real se define como el rendimiento de valores o títulos, menos la tasa de inflación. En los periodos en que los tipos de interés reales resultan negativos, poseer bonos puede provocar una destrucción de valor a largo plazo, ya que la inflación es superior al rendimiento que generan los bonos. En esos momentos, el oro ha demostrado ser un depósito de valor muy adecuado.

Como señalan desde Nasdaq, tras la recesión de 2008, los bancos centrales mundiales acometieron un proceso de recuperación de la economía global bajando los tipos de interés por debajo de la tasa de inflación. El objetivo era estimular el crecimiento del producto interior bruto nominal, para que superar al crecimiento de la deuda.

“Estoy convencido de que los tipos de interés reales van a permanecer en niveles extremadamente bajos o negativos en un futuro cercano y que el oro debería proporcionar a los inversores los medios de mantener su poder adquisitivo en un entorno de inflación creciente, apunta Blume.

Elemento diversificador de la cartera de inversión

Históricamente, el precio del oro está relacionado de forma inversa con el dólar y, en mayor medida, con las acciones y los bonos. Esto lo convierte en un activo muy atractivo para incorporar a una cartera de inversión basada en acciones y bonos, ya que puede contribuir a reducir la volatilidad de la misma.

Según Matthew Blume, la ventaja es que durante los periodos bajistas del mercado, el oro contribuye a soportar el valor de la cartera; el inconveniente es que puede atenuar la rentabilidad de la misma durante los periodos de mercado alcista.

“Sin embargo, teniendo en cuenta que, en mi opinión, las acciones están enormemente sobrevaloradas en muchos mercados y que el dólar tiene a devaluarse, creo que el oro sería un elemento diversificador muy útil que ayudaría a reducir la volatilidad en una cartera basada en acciones y bonos”, concluye.

Protección frente a la debilidad del dólar

Una de las prioridades de la política del presidente Donald Trump es revitalizar la producción estadounidense, que fue uno de los pilares de su campaña electoral en 2016 y que afecta a un significativo número de votantes en los estados del Medio Oeste.

Para conseguir este objetivo, Trump necesita que el dólar se deprecie frente al euro, el yen japonés y el renmibi chino, de forma que los viene fabricados en Estados Unidos resulten más competitivos en los mercados globales.

Según Blume, existen varias fórmulas que la administración Trump podría utilizar para tratar de depreciar el dólar. Desde el punto de vista de la política fiscal, podría reducir el valor del dólar aumentando de forma agresiva el déficit federal, por medio de una combinación de gasto en infraestructuras y recortes fiscales, como los que ya se han llevado a cabo, financiado este gasto con la compra de bonos del Tesoro por parte de la Reserva Federal.

“Cualquiera que sea la fórmula utilizada, creo que Trump logrará reducir el valor del dólar durante su presidencia. Dado que otras naciones ya están reduciendo la cantidad de dólares en sus reservas en divisas, creo que los inversores en activos denominados en dólares deberían buscar fórmulas para proteger sus carteras frente a esta devaluación. El oro ha demostrado ser en repetidas ocasiones un valioso elemento de protección frente a la devaluación del dólar, además de un depósito estable de valor y un elemento diversificador muy efectivo en las carteras de inversión. Como tal, creo que hasta el inversor más civilizado debería considerar invertir en esta ‘reliquia bárbara’”, concluye.

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