La comparecencia del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ante el Congreso de los Estados Unidos, sirvió no solo para apuntar la futura política monetaria, con la bajada de los tipos de interés como punto fundamental, sino también para abrir un debate en el seno de la propia Fed sobre el patrón oro y las posibilidades de su aplicación.
El debate sobre la posibilidad de que Estados Unidos vuelva a implantar el patrón oro que abandonó en el año 1971 vuelve a surgir periódicamente. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puso de nuevo la cuestión de actualidad.
De hecho, el propio Trump se declaró partidario del patrón oro durante la campaña electoral: habló de sus bondades, aunque reconoció las dificultades de poder implantarlo de nuevo. Y muchos de sus nombramientos para puestos de responsabilidad han recaído en ejecutivos con una buena opinión sobre el oro.
La última propuesta del presidente estadounidense en este sentido ha sido la candidatura de Judy Shelton para ocupar un puesto en el Consejo de la Reserva Federal. Shelton es partidaria de llevar a cabo importantes reformas en el ámbito de la política monetaria y, además, es una firme defensora del patrón oro.
En 2018, Shelton señaló que el patrón oro “es una forma de asegurar la preeminencia de los Estados Unidos en los asuntos monetarios mundiales”. Para la candidata a la Fed, “si uno de los atractivos de las criptomonedas es su capacidad de dotar al mundo de una divisa común y mantener un valor uniforme para cada unidad emitida, solo tenemos que echar mano de nuestra historia para darnos cuenta de que estas mismas cualidades eran las que disfrutábamos con el patrón oro”.
Una opinión muy diferente a la que manifestó el presidente de la Reserva Federal en su comparecencia ante el Congreso del pasado 11 de julio: “se nos ha asignado la labor de alcanzar dos objetivos relacionados con la economía real: máximo empleo y estabilidad en los precios. Si ahora se nos encomienda estabilizar el precio del oro en dólares, la política monetaria iría encaminada hacia ese objetivo, pero las otras variables seguirían fluctuando sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo. No nos importaría si sube o baja el empleo, porque controlarlo ya no sería nuestra misión”.
Powell añadió que “en muchas ocasiones durante la historia reciente, el precio del oro ha enviado una señal que resulta negativa para cualquiera de los otros objetivos [maximizar el empleo y mantener la estabilidad en los precios]. Además, ningún país sigue usando el patrón oro”.
Hay que recordar que los Estados Unidos separaron el dólar del oro durante la Gran Depresión de comienzos de los años 30 del pasado siglo, cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt cortó la vinculación del metal precioso con la divisa estadounidense, permitiendo al Gobierno que emitiera más dinero y bajando los tipos de interés. Más adelante, en 1971, con Richard Nixon de presidente, EEUU acabó con la posibilidad de redimir los dólares en oro.
La contundencia con la que el presidente de la Reserva Federal se manifestó en contra del patrón oro ha sido interpretada como un aviso de Powell ante los nombramientos que baraja Donald Trump para el Consejo de la Fed.
Como señala Adam Garrie desde Eurasia Future, “los comentarios de Powell parecen hechos por alguien que está a la defensiva. Y esta postura defensiva es la prueba de que cada vez más personas consideran que el oro es la fórmula idónea para salir de las trampas de la inflación y la deuda que se presentan cíclicamente en una economía basada en el valor artificial de una divisa fiat”.
En opinion de Garrie, “el patrón oro no solo es la única fórmula para ayudar a los nuevos empresarios y trabajadores que buscan una financiación honesta que combine bajos tipos de interés con una divisa estable y positiva para ahorradores y clientes, sino que un regreso al patrón oro podría contribuir a aliviar las tensiones internacionales derivadas de la guerra comercial y la crisis de deuda en los países emergentes”.