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Desaceleración de la Economía: el fantasma de Lehman Brothers planea sobre España 10 años después

Señalan los analistas que el fantasma de Lehman Brothers vuelva a planear sobre España diez años después. Aunque en esta ocasión los parámetros sobre los que se basa la alarma de la desaceleración son otros: bajada del turismo, aumento del paro, frenazo en el consumo de los ciudadanos y máxima preocupación ante la próxima llegado de impuestos a las pequeñas, medianas y grandes empresas. Y, una vez más, el oro podría salvar situaciones de apuro.

Al igual que en 2009, cuando el entonces presidente de Gobierno Rodríguez Zapatero negaba una y otra vez que no había ni habría crisis económica en España, su compañera de partido, la actual ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, también echa balones fuera cuando se le pregunta por una posible desaceleración en los mercados hispanos.

Por su parte, algunos expertos, hablan, por ahora, de “frenazo” en la línea regular del gráfico que señala los niveles de riqueza y rentas del ciudadano medio.

Hace cuatro años el Gobierno de Mariano Rajoy sacaba pecho cuando su Gobierno encadenó tres años seguidos creciendo por encima del 3%. Un ritmo mucho mayor que el de sus socios comunitarios. Este dinamismo permitió a mediados del año pasado recuperar el terreno perdido durante la crisis de Lehman Brothers, que llegó a nuestro país con fuerza año y medio después de que estallara en Estados Unidos.

Ahora, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez se ha puesto en alerta, pese que su ministra de Economía mire hacia otro lado. Quizás tengan que variar sus datos y cálculos estimativos, contando además de que debido a la situación política en Cataluña Sánchez corre un gran riesgo político y la posibilidad de dejar de contar con el apoyo de los independentistas catalanes que mantienen su posición en la Moncloa. Esa situación daría al traste con la aprobación de los presupuestos para 2019, con la consecuencia de que no tendría más remedio que prorrogar los actuales fijados por el Partido Popular de Rajoy.

El último dato del Producto Interior Bruto PIB, correspondiente al segundo trimestre de 2018, arrojó un crecimiento del 2,7% interanual -0,6% intertrimestral-, con una tendencia a la baja en el año en curso que desemboca en crecimientos inferiores a los de los últimos cuatro ejercicios.

A la vez, también el Banco Central Europeo ha corregido a la baja sus previsiones para la zona euro. Avisa de que las tensiones por la guerra comercial desatada por EE UU, principalmente contra China y la Unión Europea, son el mayor riesgo para la economía global. Pero resta importancia a la crisis por la que atraviesan algunas economías emergentes, como Turquía o Argentina, que por otra parte afectan directamente a empresas españolas con un alto nivel de presencia en ambos países.

La Comisión Europea ya ha reducido la estimación de crecimiento para las economías más importantes de la Eurozona. El organismo supranacional estima que la Unión Europea crecerá un 2,1% en 2018, dos décimas menos que en sus últimas estimaciones, y un 2% en 2019, una cifra que ha permanecido inalterada.

El vigor de la economía española está perdiendo impulso. Los recientes datos de empleo, de turismo o de consumo muestran cierta ralentización en los últimos meses. De hecho, algunos centros de análisis ya han retocado a la baja sus previsiones económicas”, decía Expansión el pasado 15 de septiembre.

Detrás de esta desaceleración hay un frenazo del consumo de los hogares (ha pasado de crecer un 0,7% en el primer trimestre a hacerlo un 0,2% en el segundo) y un retroceso de las exportaciones (del 1% entre abril y junio). Otro dato preocupante ha sido la caída del empleo en agosto y del número de turistas”, según relataba a Expansión Santiago Carbó, catedrático de Economía de CUNEF y Director de Estudios Financieros de Funcas.

Fue precisamente el todavía presidente del BBVA Francisco González, quien expresó su preocupación por la coyuntura económica española en una entrevista realizada por Carlos Segovia en el diario El Mundo: “Creo que se va a desacelerar (la economía) más rápido de lo que algunas personas piensan. Si yo tuviera la responsabilidad de tomar decisiones, francamente no me endeudaría más, no subiría impuestos, porque la subida de impuestos claramente va contra la creación de puestos de trabajo.”

El presidente del BBVA se mostraba especialmente preocupado porque “España lleva paralizada desde hace dos años y eso es un precio que vamos a tener que pagar. Yo creo que había una oportunidad de oro en el pasado de hacer más cosas de las que se han hecho, pero no ha sido así. Y con un Gobierno que no tenga mayorías suficientes es muy difícil poder avanzar”.

En este sentido, recuerda Francisco González que “en 2008 expliqué (al Gobierno de Zapatero) lo que iba a pasar y pasó y no me hicieron ni caso. No es comparable con la situación de 2008 a la de ahora, pero yo sería prudente”.

Desaceleración, frenazo o paralización, la denominación eufemística es lo de menos. El caso es que hay síntomas que señalan posibles nubarrones en el horizonte económico nacional e internacional.

Ante esa situación, el mayor analista del mercado de metales preciosos en España, Gabriel Ruiz Ramírez, presidente de Sociedad Española de Metales Preciosos de Inversión (SEMPI), indica que “en todas las crisis internacionales que se han vivido a lo largo de la Historia, el oro ha desempeñado un papel clave, desde la época de Grecia y Roma hasta las crisis políticas más recientes. El oro y los metales preciosos son el verdadero dinero, reconocido y aceptado universalmente, generación tras generación, y garantía del poder adquisitivo a lo largo de los más de 6.000 años que lleva con nosotros”.

En opinión de Gabriel Ruiz, “ahora es el momento de actuar, no cuando el problema ya esté encima: hay que depositar parte de nuestro dinero en un activo como el oro, que garantiza la misma capacidad de compra, transcurrido el tiempo, que cuando se depositó”.

 

 

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