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Descubierto un nuevo método de reciclaje de metales preciosos de la basura electrónica

Reciclaje de metales preciosos por calentamiento

La investigación de nuevas formas de recuperar los metales preciosos que contienen los dispositivos electrónicos descartados, conocidos como basura electrónica, avanza a pasos agigantados, ante la necesidad de aumentar la tasa de reciclaje de estos valiosos elementos. La última aportación procede de la Universidad Rice de Houston (Texas), donde han descubierto que un método en principio utilizado para fabricar grafeno puede utilizarse también para reciclar oro y plata de los circuitos electrónicos.

El procedimiento, conocido como calentamiento por efecto Joule, lleva tiempo utilizándose para la fabricación de grafeno, un material compuesto por carbono puro y de apenas un átomo de grosor, a partir de los restos de alimentos y plásticos con un alto contenido de este elemento.

Partiendo de este procedimiento, los investigadores de la Universidad Rice de Houston (Texas, EEUU) lograron adaptar el sistema para procesar restos de circuitos electrónicos y otros elementos procedentes de la basura electrónica, con el objetivo de aislar y recuperar los metales preciosos como oro, plata, paladio y rodio que contenían, y poder reutilizarlos.

Los circuitos electrónicos que van a ser reciclados se pulverizan en una trituradora, añadiéndoles haluros y carbono para aumentar la tasa de recuperación.

El calentamiento por efecto Joule consiste en una descarga eléctrica de gran potencia que calienta instantáneamente estos restos a una temperatura superior a los 3.000 grados. Ello provoca la vaporización instantánea de los metales contenidos en los restos sometidos al proceso.

Una vez vaporizados, se procede a la evaporación separada de los metales, que se transportan desde la cámara de vacío donde han recibido la descarga a un lugar de condensación, donde vuelven a solidificarse.

Allí se separan y purifican los diferentes metales, que se pueden procesar por los medios tradicionales de refinado, separando los tóxicos de los utilizables.

Los investigadores han informado de que cada descarga necesaria para el calentamiento por efecto Joule logra reducir la concentración de plomo por debajo de las 0,05 partes por millón, el nivel considerado como seguro para los suelos agrícolas.

Los restos de arsénico, mercurio y cromo pueden reducirse aún más, sometiéndolos a nuevas descargas eléctricas, de menos de un segundo de duración cada una.

En cuanto a la energía, el proceso consume alrededor de 939 kilovatios/hora por tonelada de material procesado, es decir, 80 veces menos energía que las fundiciones comerciales y 500 veces menos que los hornos tubulares de los laboratorios. También se elimina el largo proceso de purificación derivado del fundido y lixiviación.

Según el químico James Tour, este método podría convertirse en uno de los principales recursos de la llamada minería urbana para procesar los aproximadamente 40 millones de toneladas de basura electrónica que se generan cada año, de los que solo se recicla una quinta parte: “en este caso, la creciente cantidad de basura electrónica es un auténtico tesoro, que va a acabar con la necesidad de extraer minerales de los lugares más remotos y peligrosos, despojando a la corteza terrestre de los mismos y utilizando importantes acuíferos. El tesoro está en nuestros basureros.

El nuevo procedimiento permite recuperar los metales preciosos y convertir la basura electrónica en una fuente sostenible de recursos, además de eliminar los metales tóxicos que pueden ser nocivos para el medio ambiente.

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