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Dos cazatesoros ingleses, condenados a prisión por no declarar el hallazgo de un tesoro

Tesoro vikingo localizado en Hereford

Cuatro ciudadanos británicos, entre ellos dos buscadores de tesoros, han sido declarados culpables de desobedecer la ley británica que regula los hallazgos arqueológicos, por no declarar a las autoridades que habían encontrado un  tesoro de la época vikinga, compuesto por más de 300 monedas y diversas joyas. Tres de ellos han sido condenados a penas de prisión.

Según informan desde el medio numismático Coin World, , el juicio celebrado en el Tribunal de Worcester entre el 30 de septiembre y el 21 de noviembre pasados pone fin a una intensa investigación de cuatro años de duración llevada a cabo por la Policía británica.

Todo comenzó en junio de 2015, cuando dos aficionados a la búsqueda de tesoros con detectores de metal, George Powell y Layton Davies, residentes ambos en Gales, decidieron probar suerte en un terreno situado en el condado de Hereford, tras solicitar el permiso del propietario del mismo.

Los buscadores acertaron de pleno y localizaron un tesoro compuesto por joyas, monedas y lingotes. Sin embargo, su gran error fue tratar de aprovecharse del hallazgo sin ponerlo en conocimiento de las autoridades, como prevé la ley británica.

En concreto, la ley que regula el hallazgo de tesoros arqueológicos establece que, en el plazo de 14 días desde que se encuentre el tesoro, se debe informar al propietario o arrendatario del terreno donde se ha registrado el mismo y avisar a las autoridades. La autoridad local suele ser, generalmente, un oficial encargado de esta materia, que es quien pone el asunto en conocimiento del juez de primera instancia.

Ignorando esta obligación, los cazatesoros contactaron con Paul Wells, otro de los acusados, un comerciante de numismática que trabaja con un conocido anticuario de Cardiff, Jason Sallam. Powell y Davies se reunieron con ambos y les mostraron 12 monedas y tres joyas.

El anticuario les informó de que tenían obligación de declarar el hallazgo ante el juez de primera instancia, pero también se ofreció, mientras tanto, a llevar las monedas a identificar a un experto en numismática. Éste les volvió a advertir de que debían poner el hallazgo en conocimiento de las autoridades.

Sin embargo, Powell y Davies ignoraron las recomendaciones y comenzaron a vender las monedas a diversos comerciantes. Su valor y rareza llamaron la atención de los expertos, que comenzaron a sospechar que pudieran formar parte de un tesoro encontrado en la zona.

La información llegó a oídos de Peter Reavill, el funcionario encargado de reportar los hallazgos en Shropshire y Herefordshire, quien les advirtió por email que estaban vulnerando la Ley de Tesoros de 1996 si no daban cuenta del hallazgo a las autoridades, que eso constituía un delito y les daba un plazo de 14 días desde el envío del email para que se pusieran en contacto con las autoridades. Sin embargo, Powell le respondió que no toleraría calumnias.

El funcionario alertó a la Policía y los dos cazatesoros fueron detenidos en agosto de 2015, junto con el experto al que habían acudido en primer lugar, y que les había guardado unas monedas. Los autores del hallazgo han sido condenados a 10 y a ocho años y medio de prisión, respectivamente.

El tesoro

Según Coin World, solo se han podido recuperar 30 monedas de las 300 de que constaba el tesoro. De estas 30, cinco son de las conocidas como “monedas de los dos emperadores”, que representan a dos gobernantes anglosajones: el rey Alfredo de Wessex aparece en dos de ellas y Ceolwulf II de Mercia en las otras tres.

Su importancia radica en que ofrecen una nueva visión de cómo estaban gobernadas Mercia y Wessex en el siglo IX, en una época en la que Inglaterra estaba en camino de convertirse en un solo reino. Una valoración inicial ha atribuido a estas monedas un precio estimado de entre 35.000 y 50.000 libras esterlinas cada una (45.000-64.500 dólares).

Entre las piezas recuperadas también se encuentran peniques del Arzobispo Wulfredo, del tipo cruz y ballesta; un denier de Luis el Pío; un dirham de Ummayad; un penique de Alfredo el Grande; y diversos peniques de Alfredo y Ceowulf. Piezas todas ellas que enseguida llamaron la atención de los comerciantes, que lo pusieron en conocimiento del Museo Británico.

Desde esta institución han comentado que se trata de un hallazgo muy importante e inusual, tanto en términos de su significado histórico como por la belleza de muchas de las piezas: “descubrimientos como éste forman parte de nuestro patrimonio nacional y por ello se aprobó la Ley de Tesoros de 1996, para asegurarse de que estas piezas son adquiridas por los museos y no vendidas secretamente en el mercado negro”, asegura Gareth Williams, especialista en monedas medievales y colecciones vikingas del Museo Británico.

Este experto cree que, aunque no se ha podido examinar el tesoro completo, el hecho de que estén mezcladas monedas anglosajonas, francas e islámicas hace pensar que se trate más bien de un tesoro vikingo que anglosajón, mientras que la aparición de un penique de Alfredo el Grande indica que no fue enterrado antes del año 879.

Precisamente en estos años se hallaba en esta parte de Inglaterra el llamado Gran Ejército de los Vikingos, bajo el mando de Guthrum, que fueron derrotados por el ejército de Alfredo el Grande en la batalla de Edington (878). Tras firmar un tratado de paz, los vikingos se desplazaron hacia el sudoeste, a Mercia, donde permanecieron durante un año, antes de instalarse definitivamente en East Anglia.

Lo más curioso del caso, según Williams, es que “nuestra Ley de Tesoros es la más generosa del mundo en lo que se refiere a recompensar a quienes hacen las cosas de forma correcta. Si estos hombres hubiesen declarado el hallazgo a las autoridades, ahora mismo serían ricos”.

En efecto, antes del juicio los expertos estimaron el valor del tesoro en unos 2,9 millones de libras (3,74 millones de dólares). La mitad de la cantidad que pagara el Museo Británico por las piezas iría a los bolsillos de quienes localizaron el tesoro, y la otra mitad al propietario del terreno.

Es decir, que los dos listos han pasado de poder repartirse más de un millón de libras a cumplir casi diez años de prisión. Ser honrado compensa.

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