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El aumento de impuestos sobre el oro, la principal causa del incremento del contrabando

Maleta con lingotes de oro

El contrabando de oro hacia países como la India o Japón se ha convertido en un lucrativo negocio, al que están contribuyendo de forma involuntaria algunos gobiernos, con sus decisiones de gravar con impuestos las transacciones relacionadas con el oro.

La reciente decisión del Gobierno de la India, encabezado por Narendra Modi, de incrementar el tipo del impuesto sobre las importaciones de oro en el país ha sido muy mal recibido por los comerciantes y clientes de un país que es el segundo mayor consumidor mundial de este metal y que no cuenta con una producción propia apreciable.

Como explica Torgny Persson, CEO de BullionStar, el oro ha representado un papel central durante siglos en todas las sociedades y culturas de Asia. De hecho, el mercado del oro de Hong Kong, uno de los más antiguos del mundo, ha sido un centro de comercio y distribución del metal durante más de un siglo.

Sin embargo, el empeño de algunos gobiernos por controlar las transacciones que se realizan con oro puede amenazar el desarrollo del comercio del metal en Asia. Según Persson, países como Singapur y Hong Kong mantienen una postura de libre mercado en cuando al oro, permitiendo importaciones, inversiones y ahorro en metal sin gravarlos con impuestos que constituirían un obstáculo para los negocios.

En cambio, las restricciones que se imponen en países como la India o Japón al libre comercio con el oro están alimentando un floreciente negocio de contrabando del metal precioso hacia esos países.

“El contrabando de oro es el síntoma de un problema. Y el problema es que estos gobiernos están estableciendo impuestos y tasas sobre la propiedad y el libre movimiento del oro, lo que impide que los ciudadanos puedan ahorrar en este metal, que siempre ha sido la forma definitiva de dinero”, asegura el CEO de BullionStar.

La decisión del Gobierno indio de aumentar los impuestos sobre la importación de oro provoca una distorsión en el precio internacional del oro, ya que el precio local del metal aumenta de forma artificial debido a la tasa adicional que se le impone. Por tanto, si se puede comprar oro en el exterior del país e introducirlo en sus fronteras sin pagar el impuesto de importación, el contrabandista puede venderlo al precio “oficial”, incluyendo el impuesto, con lo que obtiene un beneficio.

Lo mismo va a suceder en Japón, donde el impuesto sobre bienes y servicios (GST, por sus siglas en inglés) también provoca que el precio local del oro se incremente de forma artificial con respecto al precio internacional.

Una situación que, según Persson, va a empeorar cuando el Gobierno japonés apruebe el próximo mes de octubre la subida del impuesto desde el 8% actual al 10%. Japón ya había incrementado el tipo impositivo sobre el consumo de oro desde el 5 al 8% en abril de 2014, por lo que en apenas cinco años ha duplicado el impuesto.

Los datos hablan por sí solos: en los 12 meses anteriores a la subida del impuesto en 2014, tan solo se habían detectado ocho intentos de introducir oro de forma ilegal en el país. En cambio, en los 12 meses anteriores a junio de 2017, la cifra se había elevado hasta 467.

Las estimaciones del Ministerio de Finanzas de Japón apuntan a que solo en 2017 podrían haberse introducido 160 toneladas de oro de contrabando en el país, procedentes de Corea del Sur, China, Hong Kong, Taiwan y Singapur.

La India, por su parte, cuenta con unas fronteras de más de 15.000 kilómetros con Pakistán, China, Nepal, Bután, Birmania, Bangladesh y Sri Lanka. Según unas estimaciones más bien conservadoras por parte del Consejo Mundial del Oro, en 2018 entraron de contrabando en la India más de 100 toneladas de oro. Una cifra que podría ser muy superior, dados los numerosos puntos vulnerables que existen en sus fronteras.

Como explica el CEO de BulionStar, “en teoría, el motivo de establecer impuestos sobre las importaciones es recaudar fondos para el estado o proteger los bienes que se fabrican en el país (…). Dado que la India no es un gran productor de oro y que el poseer oro no perjudica a la población, los gobiernos indio y japonés establecen los respectivos impuestos para recaudar fondos.

Detrás de todo ello, opina Persson, está el miedo que estos gobiernos tienen al oro, porque es una moneda más competitiva que sus respectivas divisas y constituye la mejor opción que tienen sus ciudadanos de protegerse de la devaluación de éstas. “Por eso los Gobiernos de la India y Japón han declarado la guerra al oro y a la libertad de sus ciudadanos de elegir libremente cómo quieren ahorrar e invertir, apunta.

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