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El Banco Central de Ecuador invirtió su oro en Goldman Sachs

Parece que el hecho de tener inmovilizadas las reservas de oro en las cámaras acorazadas, propias o ajenas, es perder la rentabilidad que ese oro podría estar generando si se moviera en el mercado. Al menos, ésa parece ser la opinión de los responsables del Banco Central del Ecuador (cuya gerente general es Madeleine Abarca, en la imagen) que, en una operación que a muchos les podría parecer arriesgada, invirtieron 465.619 onzas de oro (unas 13,2 toneladas) con Goldman Sachs, en mayo de 2014. Ahora, tres años después, llega el momento de recuperar el oro y ver si la inversión ha sido productiva.

Según revela el diario ecuatoriano El Comercio, el Banco Central del Ecuador invirtió a finales de mayo de 2014 nada menos que la mitad de sus reservas de oro, que ascendían a unas 13,2 toneladas, en el mercado internacional, de la mano del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs.

El contrato firmado entre ambas partes establecía un rendimiento del 0,85% anual hasta el 20 de febrero de 2017 (fecha de vencimiento), que podría llegar al 1,05%, en función de la evolución del precio del oro. El BCE preveía ingresar entre 16 y 20 millones de dólares por la operación.

Sin embargo, los cálculos han sido demasiado optimistas y el Banco Central solo obtendrá 14,3 millones de dólares. En cualquier caso, una cifra positiva, en comparación con lo que se hubiera generado de mantener el oro custodiado en las cámaras acorazadas lo que, además, generaba más gastos.

Una operación, arriesgada, a tenor del comportamiento de los bancos de inversión como Goldman Sachs durante la crisis financiera. En cualquier caso, no sólo es eso lo llamativo de la noticia. Como apuntan desde el diario El Comercio, lo sorprendente es que había otra operación entre el Banco Central del Ecuador y Goldman Sachs, si no vinculada directamente con la inversión de las reservas, sí coincidente con ella en el tiempo: un préstamo concedido por el banco norteamericano al BCE, por valor de 400 millones de dólares, a un interés del 4,3% anual.

Dicho crédito tenía una fecha de vencimiento anterior y, en principio, ya debería estar pagado. De no ser así, el oro retenido por Goldman Sachs para su inversión, por encargo del propio Banco Central del Ecuador, podría no volver en el plazo previsto a las cámaras acorazadas del banco (que están en Suiza, por cierto), hasta que no se satisfaga el préstamo.

Según afirma a El Comercio el ex ministro de Finanzas de Ecuador, Fausto Herrera, uno de los que firmaron la operación, el importe para pagar el préstamo de Goldman Sachs “estaba planificado y presupuestado dentro de los recursos para el pago del endeudamiento público para el 2017”. Sólo en concepto de intereses, el BCE tendría que pagar 51 millones de euros, que se añadirían a los 400 millones de dólares que constituyen el principal del préstamo.

La razón de que el BCE solicitara el préstamo a Goldman Sachs estriba en las necesidades de liquidez acuciantes que el organismo tenía en 2014.

El negocio para Goldman Sachs no estaba sólo en los intereses del 4,3% que iba a cobrar al Banco Central del Ecuador por prestarle 400 millones de dólares durante tres años, sino en la posibilidad de tomar prestado el oro de las reservas del país cuando cotizaba a 1.300 dólares la onza, operar con él durante tres años, y devolverlo cuando está a un precio más barato: 1.210 dólares la onza. La cantidad de oro es la misma, 465.619 onzas, pero cuando el BCE se las entregó, valían 605,3 millones de dólares, y cuando las ha devuelto, 563,4.

En otras palabras, que Goldman Sachs ha ganado con la operación otros 42 millones de euros, gracias a la caída del precio del oro en este tiempo. A lo que habría que sumar lo que haya obtenido durante los tres años por poner el oro de Ecuador en el mercado, cifra que no ha sido revelada.

La noticia recogida por el diario ecuatoriano resulta sorprendente, por cuanto no es habitual que un banco central “juegue” de esa manera con las reservas del país que, como ya hemos explicado en este medio, en última instancia pertenecen al Estado y, por lo tanto, a los ciudadanos.

Además, el hecho de que exista otra operación coincidente en el tiempo y consistente en un préstamo otorgado por Goldman Sachs, en condiciones favorables, al organismo que le ha confiado sus reservas de oro para que las invierta, hace pensar que se han utilizado dichas reservas como una garantía adicional al préstamo.

Es probable que los ciudadanos del país no vean con buenos ojos esta especulación con las reservas de oro del Estado.

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