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El Banco Central de Rusia no confía sus reservas de oro a nadie

Las reservas de oro en manos de los bancos centrales han cobrado protagonismo en los medios de comunicación durante los últimos meses, no tanto por su volumen (lo único reseñable es el crecimiento ininterrumpido de las reservas de Rusia y Turquía) como por la localización de las mismas.

Desde que, hace unos meses, el Bundesbank alemán culminara la repatriación del 51% de sus reservas de oro, la amenaza de una guerra comercial y la creciente inestabilidad geopolítica han motivado que los bancos centrales de otros países hayan adoptado medidas similares.

Por ejemplo, medios de comunicación de Turquía confirmaban la semana pasada que el Banco Central del país había repatriado las reservas de oro que tenía depositadas en el Banco de la Reserva Federal, en Estados Unidos, debido a la crisis diplomática que enfrenta a ambos países.

Ahora es Rusia la que ha dado un paso al frente en materia de comunicación y ha confirmado no solo que no cuentan con ningún lingote de oro depositado en los Estados Unidos, sino que todas sus reservas de este metal se encuentran almacenadas en territorio ruso.

Anatoly Aksakov, presidente de la Comisión de Mercados Financieros de la Duma, respondió a una pregunta sobre la decisión de Turquía de repatriar su oro de los Estados Unidos afirmando que “no tenemos reservas de oro en los Estados Unidos, solo tenemos reservas en divisas depositadas en el extranjero. Nadie puede poner las manos sobre nuestro oro”.

Las reservas estratégicas de Rusia consisten en divisas extranjeras, Derechos Especiales de Giro, posiciones de Reserva en el Fondo Monetario Internacional y oro físico. Según los últimos datos publicados por el Consejo Mundial del Oro, a cierre de marzo pasado, el oro físico en posesión del Banco Central de la Federación Rusa se elevaba a 1.880,5 toneladas, después de haber aumentado en 22,8 toneladas en los últimos 30 días.

Desde que comenzaron a imponerse sanciones económicas contra Rusia, en marzo de 2014, por su participación en actos contra la integridad territorial de Ucrania, el país comenzó a incrementar de manera sustancial sus reservas de oro. A cierre del primer trimestre de 2014, las reservas de oro de Rusia se elevaban a 1.040,7 toneladas; exactamente cuatro años después, la cantidad se ha elevado hasta 1.880,8 toneladas.

Más significativo aún que el hecho de que haya aumentado el volumen de sus reservas de oro en un 80%, es el incremento en la proporción de oro sobre el total de reservas. En marzo de 2014, el 8,9% de las reservas del Banco Central de la Federación Rusa eran en oro; cuatro años más tarde, la proporción ha crecido hasta el 17,6%.

En estos momentos, Rusia es el mayor comprador mundial de oro y el tercer mayor productor. El ritmo al que ha ido añadiendo oro a sus reservas se ha duplicado en los últimos años. Y desde comienzos de siglo, sus reservas han crecido desde 422,6 a 1.880,5 toneladas.

El objetivo del Gobierno de Putin, confirmado por portavoces de su Banco Central, es acumular oro, un activo refugio al que recurrir en momentos de inestabilidad geopolítica.

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