Durante la 48 edición de la World Money Fair, celebrada recientemente en Berlín, la Münze Österreich (Casa de la Moneda de Austria) fue la mint invitada de honor debido a su doble conmemoración: el 125 aniversario de la fundación de la Ceca de Viena y los 30 años de la primera emisión del bullion Filarmónica en oro.
Los cambios producidos en la política austriaca empujaron a la aparición de un nuevo modelo de moneda impensable hasta finales de los años 80 del pasado siglo: el bullion o moneda de inversión. Hasta entonces eran los partidos políticos los que definían y decidían el programa de emisiones de la centenaria Münze Österreich.
Es a partir del 1 de enero de 1989, cuando el foco de atención de las emisiones austriacas se dirigió exclusivamente hacia los clientes de la Ceca de Viena, tras aprobarse en el parlamento la nueva ley que despejaba el camino para un producto muy importante.
En Austria, hasta esas fechas, las monedas de oro eran tradicionalmente un regalo de las abuelas, los padrinos y las tías favoritas a los jóvenes. Para estos propósitos, ceca austriaca solía producir series completas de monedas con la efigie del emperador Francisco José I en el anverso, como si la Primera Guerra Mundial nunca hubiera tenido lugar. Eran las famosas 100, 20 y 10 coronas, acuñadas entre 1892 y 1916.
Hasta 1989, todavía había una desventaja en esas monedas de oro salidas de las máquinas como reacuñaciones oficiales, ya que tenía que pagar el IVA. Pero desde esa fecha, según normativa europea comunitaria las acuñaciones realizadas en oro desde el año 1800, de más de 900 milésimas, estaban exentas del Impuesto sobre el Valor Añadido.
Las monedas de la Filarmónica acuñadas en oro quedaban libres de impuestos.
En aquella época, muchos compradores, ahorradores, inversores y coleccionistas optaban por las monedas de oro tipo bullion acuñadas fuera de Europa: Krugerrand, American Eagle o Maple Leaf, que se vendieron como monedas exentas del impopular impuesto.
De ahí la decisión de la dirección de la Münze Österreich AG, con Paul Berger al frente, para solventar el problema: se habían asegurado ante el Parlamente de que el nuevo Acta de Monedas contuviera una breve cláusula que les permitiera emitir una moneda tipo bullion.
Pero ¿qué tema debería mostrarse en una moneda de este tipo? ¿Qué es lo que mejor podía representarles? Se discutieron muchas ideas, desde la famosa flor de los Alpes edelweiss, pasando por una alegoría femenina del país, al igual que la Marianne francesa, la Britannia inglesa o la Vrenelli suiza. Así hasta que se eligió el tema genérico de la música y, dentro de ella, la orquesta sinfónica más famosa del mundo: la Filarmónica de Viena, cuyo Concierto de Año Nuevo se retransmitía a todo el mundo a través de la televisión.
Su peso estándar se determinó que fuera de 1 onza troy, equivalente a 31,10 gramos, con un diámetro de 37 milímetros y valor nominal de 100 euros. La pureza del oro debería ser de 9999 milésimas.
Fue el famoso grabador de la Münze Österreich Thomas Pesendorfer quien creó el diseño de la moneda de la Filarmónica de Viena, cuyos instrumentos de cuerda, como la viola, violonchelo y violín, se muestran en el centro del anverso, dominando la imagen. A esos instrumentos añadió el arpa, la trompa y el fagot.
El reverso presenta una imagen estilizada de lo que una audiencia televisiva de 50 millones reconocerá como telón de fondo del concierto de Año Nuevo, el famoso órgano neoclásico que representa la sala dorada en la sala de conciertos Musikverein.
Así es como se estableció, hace 30 años, la Filarmónica de Viena para el mundo, que pronto se completó con sus versiones en plata y platino. Hoy en día, la moneda está entre los cinco grandes de monedas bullion. Una cartera de inversión de oro sin ella es francamente impensable.