Un nuevo factor de riesgo e incertidumbre en el panorama geopolítico mundial se ha sumado a los ya existentes: el primer ministro británico, Boris Johnson, ha recibido la autorización por parte de la reina Isabel II para proceder a la suspensión de las sesiones del Parlamento británico durante un mes, justo antes del Brexit. Una medida que ha sido recibida con inquietud por los inversores y que va a prolongar la escalada del precio del oro.
Aunque el Brexit ya era uno de los principales factores de incertidumbre geopolítica, la llegada al número 10 de Downing Street de Boris Johnson ha dado una nueva vuelta de tuerca a la situación y está complicando aún más el proceso de separación del Reino Unido respecto a la Unión Europea.
El pasado miércoles, 28 de agosto, se confirmaba que la reina Isabel II de Inglaterra había autorizado al primer ministro británico la suspensión de las sesiones del Parlamento británico entre el 10 de septiembre y el 14 de octubre, una medida destinada a restar tiempo a quienes tratan de evitar a toda costa un Brexit sin acuerdo.
Al margen de la polémica que ha envuelto a esta decisión (que ha sido calificada por John Bercow, presidente de la Cámara de los Comunes, como “un escándalo constitucional”), lo cierto es que este nuevo factor de tensión va a suponer un nuevo impulso para el precio del oro.
De momento, la libra esterlina ha reaccionado a la baja y se ha desplomado nuevamente frente al euro: la divisa británica ha perdido un 16% de su valor respecto a la monea única europea desde que se celebrar el referéndum sobre el Brexit, en 2016, y cada vez está más cerca de la paridad.
Por su parte, el precio del oro reaccionó al alza al cierre temporal del Parlamento británico: la sesión de la London Bullion Market Association (LBMA) se cerró el mismo 28 de agosto con un precio de 1.537,15 dólares la onza, frente a los 1.532,95 del día anterior.
El precio spot subió un 0,2% al inicio de la jornada del 29 de agosto, alcanzando los 1.542,06 dólares la onza. En la jornada del pasado lunes, 26, el oro registró su máximo de los últimos seis años: 1.554,56 dólares la onza.
Una escalada a la que también está contribuyendo el recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, después de que la administración Trump hiciera oficial el arancel del 5% sobre 300.000 millones de dólares de productos importados desde China.
Aunque Donald Trump ha moderado sus declaraciones sobre China, existen serias dudas sobre las futuras negociaciones entre funcionarios estadounidenses y chinos para acabar con el enfrentamiento comercial, programadas para el mes de septiembre.
También se esperan para el mes de septiembre nuevos recortes de tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense y del Banco Central Europeo, a los que podrían sumarse también el Banco Central de Japón.
Una bajada de tipos que va a afectar aún más a los rendimientos de unos activos que compiten con el oro por el favor de los inversores, como son los bonos del tesoro: de hecho, tanto los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años como los bonos alemanes a 10 años registraron récords mínimos el pasado 28 de agosto.