La combinación de tres factores clave: el desigual crecimiento global, el impacto de la guerra comercial en las divisas y el crecimiento de la inflación, va a permitir que el oro comience a recuperarse y a atraer de nuevo a los inversores a partir del mes de septiembre.
El Consejo Mundial del Oro publicó el pasado 19 de julio su informe de mitad de año, en el que constata que el comienzo del año 2018 ha resultado muy accidentado para los mercados de capitales, que han sufrido varios ajustes pero, en general, han mantenido una tendencia al alza desde el inicio del segundo trimestre.
Por su parte, el oro ganó un 4% en los primeros meses de 2018, pero perdió sus ganancias en el mes de junio y ha seguido cayendo durante el mes de julio. A pesar de su volatilidad en febrero y abril, el precio del metal se ha estado manteniendo en una horquilla relativamente estrecha.
Según el informe del Consejo Mundial, la actuación del oro ha venido marcada por la influencia de tres factores: el fortalecimiento del dólar, la mayor resistencia de los inversores al llamado “headline risk” (riesgo derivado de las noticias publicadas por la prensa) y el descenso de la demanda de oro físico.
Desde el organismo promotor de las inversiones en oro creen, no obstante, que existen suficientes razones para el optimismo en el segundo semestre del año. “La revalorización del oro a largo plazo está vinculada al crecimiento económico, pero a corto plazo es más sensible al riesgo y la incertidumbre”, apunta el informe.
Por ello, desde el Consejo Mundial del Oro ven a los inversores posicionados para un crecimiento desigual de la economía global; el impacto de las guerras comerciales en las divisas; la creciente inflación y la inversión de la curva de rendimientos.
Además, el hecho de que el precio del oro se encuentre ahora mismo a un nivel bajo también constituye un incentivo para el aumento de la demanda, ya que los precios bajos incentivan la compra y resultan atractivos para los nuevos inversores.
Crecimiento económico global desigual
En cuanto al crecimiento económico global, aunque se ha incrementado durante los dos últimos años, no ha sido homogéneo en todas las regiones, pero sí se ha producido en las zonas más relevantes para el mercado del oro.
Por ejemplo, en China se ha producido una transición desde un modelo impulsado por la inversión a uno impulsado por el consumo, lo que ha provocado una ralentización del ritmo de crecimiento.
Sin embargo, al reducir su dependencia de la inversión exterior y consolidar su liderazgo en Asia, la expansión económica del país se va a acelerar, lo que, unido al tamaño de su mercado, va a resultar muy positivo para el oro.
En cuanto a la India, el segundo mercado mundial de este metal, el segundo semestre del año suele ser más positivo para el oro, ya que la cosecha y la temporada de bodas en el otoño son dos factores que incrementan la demanda de oro.
Además, las políticas adoptadas por el Gobierno indio para erradicar la economía sumergida se están empezando a traducir en un crecimiento económico que, en el primer trimestre de 2018 alcanzó el 7,7%, una de las mayores tasas del mundo.
En cuanto a Estados Unidos, su economía se ha estado expandiendo con aumentos consistentes desde mediados de 2016, aunque a un menor ritmo que China o la India.
Por lo que se refiere al mercado europeo, está sumido en una inestabilidad política y una incertidumbre que puede ralentizar la aceleración que comenzó a verse el año pasado.
Subida del dólar
Uno de los factores que han influido en la caída del precio del oro en los últimos meses ha sido el fortalecimiento del dólar, su mayor crecimiento desde el último cuarto de 2016.
Según el Consejo Mundial del Oro, este fortalecimiento del dólar se debe a la consolidación de dos factores: la adopción de políticas monetarias más expansivas en otras partes del mundo y la percepción de que Estados Unidos puede beneficiarse de la guerra comercial, al menos a corto plazo.
Muchos analistas coinciden en que un incremento de los aranceles puede tener un impacto negativo en el crecimiento económico. Aunque esto podría desacelerar la demanda de oro, su efecto podría ser menor debido al debilitamiento del dólar. Tradicionalmente, un dólar más débil es un acicate para la subida del oro.
Inflación
Respecto a la inflación, durante los últimos años ha estado creciendo de forma lenta, pero segura, y se acerca ahora al 2% en Europa y China, al 2,9% en los Estados Unidos y al 5% en la India.
El informe apunta a que la inflación podría acelerarse con la expansión de las políticas económicas de carácter proteccionista, ya que las compañías afectadas por la subida de los aranceles van a trasladar ese incremento a los consumidores.
Los inversores suelen utilizar el oro como un medio de protección contra la inflación. De hecho, su precio suele incrementarse cuando la inflación supera el 3%, un nivel que ya está a punto de alcanzarse en Estados Unidos.
En conclusión, desde el Consejo Mundial del Oro creen que la conjunción de todos estos factores puede resultar en un incremento de la demanda de oro, mientras que su bajo precio actual puede animar a la entrada de nuevos inversores.
Dado que el verano suele ser una época relajada para el trading, todo apunta a que estos factores comenzarán a dejarse sentir a partir del mes de septiembre.