El Índice de Precios al Consumo de Estados Unidos subió en marzo un 0,6%, con lo que la inflación acumulada en lo que llevamos de año asciende ya al 2,6%. El precio de los metales preciosos ha reaccionado al alza a esta subida, al tiempo que el dólar ha experimentado una nueva bajada.
Los mercados esperaban con incertidumbre la publicación del dato del Índice de Precios al Consumo de los Estados Unidos. La subida de éste, mayor de lo esperado, ha presionado a la baja al dólar y ha impulsado al oro, que ha registrado una subida desde el mínimo semanal que marcaba el pasado martes, 13 de abril.
A primera hora de la sesión del 14 de abril, el precio spot del metal ganaba un 0,8% y se situaba en los 1.745,94 dólares la onza. El precio fixing se situaba en 1.747,95 dólares la onza al cierre de la sesión del 13 de abril de la London Bullion Market Association (LBMA).
Como señalaba Bob Haberkorn, analista de RJO Futures, a Reuters, “hacía falta que subiera la inflación para que el precio del oro se moviera, y eso es lo que ha pasado esta mañana con el Índice de Precios al Consumo”. Para Haberkorn, el oro se ha visto aún más beneficiado por los efectos colaterales de esta subida, como la caída del dólar y de los rendimientos de los bonos.
En efecto, la publicación del dato del Índice de Precios al Consumo estadounidense revelaba una subida del 0,6% en marzo con respecto al mes anterior, y una cifra acumulada desde principios de año del 2,6%. El dato ha superado lo que esperaban los analistas, quienes coincidían en una estimación del 0,5% de subida en marzo y el 2,5% acumulado.
La semana pasada ya se había detectado una mayor subida de lo esperado en el Índice de Precios del Productor, que auguraba un crecimiento de la inflación mayor de lo esperado.
De hecho, el 0,6% de aumento de la cifra del IPC estadounidense en marzo supone la mayor subida mensual de los últimos ocho años y medio, lo que da inicio a lo que muchos economistas consideran como un breve periodo de inflación mucho más alta.
Por su parte, el dólar estadounidense cayó tras la publicación del IPC a su nivel mínimo de las últimas tres semanas, lo que ha provocado que el oro sea más barato para los inversores en otras divisas.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, uno de los tradicionales rivales del oro por el favor de los inversores, también han caído, de la mano de la divisa estadounidense.
Por si fuera poco el dato del IPC más alto de lo esperado, Estados Unidos también está sufriendo problemas con las vacunas del coronavirus: la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (U. S. Food and Drug Administration) ha paralizado la distribución de la vacuna de dosis única elaborada por la compañía Johnson&Johnson, debido a la aparición de varios casos de coágulos en pacientes a quienes se les había administrado.
Aunque esta noticia no ha tenido un excesivo impacto en los mercados, sí ha provocado un leve retroceso en las bolsas, ya que podría suponer una ralentización de la vuelta a la normalidad y, por tanto, de la recuperación económica.
Todos estos factores están beneficiando al oro, aunque, como señala Philip Streible, analista de Blue Line Futures, “en estos momentos se necesita un impulso por encima de los 1.765 dólares la onza, para provocar la chispa que desatará una nueva oleada de compras y que permitirá al oro llegar a los 1.800 dólares”.
Ese impulso podría venir gracias al aumento de la incertidumbre geopolítica, en relación con las noticias sobre el programa nuclear de Irán, que ya está provocando un aumento de la demanda de oro y plata.
Por lo que se refiere a los demás metales, la plata subió un 2%, hasta los 25,34 dólares la onza. El paladio ganó un 0,7% y su precio está en 2.695,58 dólares la onza, tras haber registrado el 18 de marzo su máximo histórico con 2.710 dólares. Y el platino fue el único que cayó, un 0,9%, hasta los 1.158,98 dólares la onza.