La vigente norma que exime a los metales preciosos de tributación en el impuesto sobre las ventas del estado de Virginia (EEUU) expira en el año 2023. Miembros de las dos cámaras del sistema legislativo estatal ya se han puesto en marcha para ampliar esta exención, que ha demostrado ser muy favorable para comerciantes y contribuyentes.
Como publica JP Cortez en Money Metals, los correspondientes proyectos de ley elevados a la Cámara y al Senado del estado de Virginia por miembros del Partido Republicano, con el apoyo de la Sound Money Defense League, persiguen prorrogar la exención del impuesto sobre las ventas en las operaciones realizadas con metales preciosos.
En caso de que no se aprueben estos dos proyectos de ley y expire esta exención fiscal, los primeros perjudicados serán los pequeños negocios del estado y los ciudadanos que quieran proteger sus ahorros frente a la devaluación del dólar.
Entre las razones que citan desde Money Metals para mantener vigente esta prórroga esté el hecho de que gravar con impuestos la venta de metales preciosos resulta inapropiado: “este impuesto suele aplicarse sobre bienes de consumo finales: ordenadores, camisas y zapatos suelen estar gravados con el impuesto, ya que el consumidor está ‘consumiendo’ el producto. Los metales preciosos están hechos para ser revendidos, no ‘consumidos’, por lo que la aplicación del impuesto de ventas resulta inapropiado en este caso”.
Según esta publicación, varios estudios han demostrado que gravar con impuestos los metales preciosos es una fórmula ineficiente de recaudación fiscal: “un estudio realizado en el estado de Michigan revela que la cantidad recaudada por el estado en concepto de impuestos sobre los metales preciosos es inferior a los ingresos que pierde ese estado cuando las convenciones, negocios y actividades económicas se trasladan a otro en el que no se aplique el impuesto”.
Como explica JP Cortez, este perjuicio puede ser superior para el estado de Virginia, ya que la mayoría de sus estados limítrofes (Maryland, Virginia del Oeste y Carolina del Norte) ya han dejado de gravar con impuestos el oro y la plata.
Los otros dos estados limítrofes con Virginia (Tennessee y Kentucky) están ahora mismo debatiendo la posibilidad de anular los impuestos sobre los metales preciosos.
“Gravar con impuestos el oro y la plata es perjudicial para los negocios radicados en el estado. Se trata de un entorno competitivo, así que se corre el riesgo de que los comerciantes se lleven sus negocios a estados vecinos como Maryland, Virginia del Oeste y Carolina del Norte (que ya han eliminado o reducido los impuestos sobre la venta de metales preciosos), perjudicando el empleo en Virginia”, señalan desde Money Metals.
A título informativo, la compra de un lingote de una onza de oro puede suponerle a un cliente un sobreprecio de unos 195 dólares, que podría evitar fácilmente realizando la compra en un estado vecino.
En total, 42 estados de la Unión (incluyendo a Virginia), ya han reducido o eliminado el impuesto sobre las ventas de metales monetarios y otros cinco más están considerando eliminarlos a lo largo de este año.
Además, la aplicación de impuestos a los metales preciosos acarrea un agravio comparativo para los inversores que confían en estos activos, ya que Virginia no aplica impuestos a otros activos como acciones, bonos, ETF, divisas u otros instrumentos financieros.
Según JP Cortez, “gravar con impuestos los metales preciosos es nocivo para los ciudadanos que tratan de proteger sus activos. Los compradores de oro y plata no son grandes inversores, sino que hacen pequeñas compras con el objetivo de proteger sus ahorros frente a la amenaza de la inflación”.
En 2016, el estado de Luisiana experimentó brevemente con la aplicación de impuestos sobre las ventas de los comerciantes de metales preciosos, pero apenas un año más tarde abolió la norma y reinstauró la exención fiscal, debido a la gran cantidad de negocios, ferias numismáticas y fondos que estaban abandonando el estado.
A lo largo de este año ya se ha eliminado o se está en proceso de hacerlo el impuesto sobre las ventas de oro y plata en los estados de Mississippi, Carolina del Sur, Tennessee, entre otros.