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El FBI busca un legendario tesoro de la Guerra de Secesión

Agentes del FBI y funcionarios del Departamento de Conservación y Recursos Naturales de Pennsylvania están registrando un terreno en el condado de Elk donde supuestamente se encuentra un tesoro formado por lingotes de oro de la época de la Guerra de Secesión, que “se perdieron” en el trayecto hacia la ceca de la United States Mint en Filadelfia, donde iban a fundirse para acuñar monedas con las que pagar a los soldados.

De momento, como explican desde CoinWeek, el FBI ha confirmado que no se ha encontrado el tesoro. La búsqueda fue promovida por Dennis K. Parada, uno de los fundadores de un grupo de “cazatesoros” de Filadelfia llamado “Finders Keepers”, quien lleva desde 1975 tras la pista del oro, gracias a un supuesto mapa del tesoro que está en su poder.

Los hechos se remontan al año 1863, cuando las fuerzas confederadas bajo el mando del general Robert E. Lee se dirigían hacia la ciudad de Gettysburg (Pensilvania), donde tendría lugar la gran batalla que decantaría la guerra a favor de los federales.

Al mismo tiempo que las fuerzas confederadas marchaban hacia Gettysburg, desde Wheeling (Virgina Occidental) salía un cargamento de 26 lingotes de oro, de unos 32 kilos cada uno, en dirección a Filadelfia, donde se encontraba la ceca de la United States Mint en la que se iba a fundir el oro para acuñar monedas con las que pagar a los soldados del Ejército de la Unión.

El teniente que encabezaba la expedición decidió dar un rodeo, atravesando el norte-centro del estado para evitar a las fuerzas enemigas. El vagón en el que viajaban los lingotes estaba equipado con un doble fondo, para evitar que fueran encontrados si se registraba el vehículo.

La expedición estaba compuesta por el propio teniente, ocho soldados a caballo y un guía que fueron vistos por última vez en la ciudad de Saint Marys. Desde allí se dirigían a un punto del río Susquehanna en el que tenían previsto embarcar la carga para transportarla a Harrisburg y, posteriormente, seguir hasta Filadelfia.

Nadie volvió a verlo, hasta que un mes después de su paso por Saint Marys, el guía regresó a la ciudad. Los federales le interrogaron sobre lo sucedido y él les aseguró que el teniente había contraído unas fiebres y había muerto, y que después se había desencadenado una pelea, pero que no se acordaba de nada más.

El Ejército le obligó a ocupar un puesto de vigilancia en el oeste y le amenazaron con mantenerle allí hasta que recordase lo sucedido. Al parecer, estando en este puesto de vigilancia, el guía se emborrachó y presumió de saber lo que ocurrió y de conocer el paradero exacto del oro.

Años más tarde, detectives de la famosa Agencia Pinkerton contratados por el Ejército localizaron varios esqueletos y el carro en el que se transportaba el oro. Pero como era de esperar, no había ni rastro de los lingotes.

El tiempo transcurrió hasta que, en 1975, un desconocido entregó a Dennis K. Parada, fundador de “Finders Keepers”, un mapa en el que supuestamente se señalaba la localización del oro perdido.

Durante años, Parada rastreó la zona, sin obtener ningún resultado. Un amigo le animó a hacerse con un moderno detector de metal para seguir la búsqueda. Así, en 2012, el grupo fundado por Parada estaba rastreando un bosque situado a unos 40 kilómetros al sudeste de Saint Marys cuando encontraron los restos de un campamento de la época de la Guerra de Secesión, cerca del lugar donde el mapa señalaba que se encontraba el oro.

El grupo respetó la prohibición de realizar excavaciones en propiedad pública si no existía un permiso del Departamento de Conservación, y envió a este organismo los objetos que habían encontrado, para que se entregaran al Museo de Harrisburg. Pero tanto el Museo como el Departamento de Conservación no se fiaban del grupo de Parada ni daban veracidad alguna a la leyenda del oro perdido.

Según el responsable del grupo, para obtener permiso para excavar en un bosque estatal, es necesario depositar una fianza de 15.000 dólares. Si alguien recupera algún objeto sin haber pagado esa fianza, se enfrenta a una pena de cárcel y pierde cualquier derecho a reclamar una posible recompensa.

Sin embargo, el grupo recibió permiso para realizar inspecciones sobre el terreno, corriendo con sus propios gastos y riesgos. En caso de que se encuentre el oro (que está valorado entre 27 y 55 millones de dólares, según las diversas fuentes), su propiedad corresponde al Gobierno federal, que tendría la potestad de conceder alguna recompensa a “Finders Keepers”, aunque no está obligado a compartir los beneficios con el estado de Pennsylvania.

Desde “Finders Keepers” aseguran haber encontrado un objeto grande de metal, de entre 2,5 y 3 metros. Tras notificarlo de nuevo al Museo y obtener una nueva negativa, volvieron a inspeccionar la zona con detectores más potentes, y obtuvieron hasta 10 señales positivas de hierro y dos de oro.

La incógnita sigue, ya que el grupo asegura que tienen información acerca del tesoro que no han hecho pública, y que van a continuar su búsqueda.

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