Cuando la imagen del Reino Unido en el exterior puede verse comprometida, el Gobierno de ese país no duda en actuar. La orden de Downing Street a la Royal Mint, la casa de la moneda británica, ha sido tajante: el proyecto de venta de oro ‘digital’ a los inversores, por medio de la tecnología blockchain queda aplazado ‘sine die’.
A finales de octubre de 2017, la responsable de Márketing de la Royal Mint, la casa de la moneda del Reino Unido, presentaba a los asistentes de la London Blockchain Summit un nuevo sistema basado en esta tecnología, que permitía el seguimiento y gestión de la propiedad del oro físico en tiempo real.
En esa presentación, Nicola Robinson hablaba también de un ambicioso proyecto de la ceca británica, en alianza con el gigante de los mercados financieros CME Group, que consistía en la creación de un nuevo sistema de gestión de pequeñas cantidades de oro, que permitiría democratizar la inversión en este metal y contribuir a aumentar la liquidez en el mercado.
El objetivo de la Royal Mint y CME era crear un sistema que permitiera a los clientes invertir en pequeñas cantidades de oro, en tiempo real y por medio de la tecnología blockchain. Oro que, se supone, permanecería depositado en las cámaras acorazadas de la propia Royal Mint.
El proyecto contemplaba la emisión de hasta 1.000 millones de dólares en “tokens” de oro, denominados Royal Mint Gold (RMG), que se negociarían en una plataforma basada en la tecnología blockchain, diseñada por BitGo y controlada por CME.
En principio, su lanzamiento estaba previsto para otoño de 2017, aunque se pospuso hasta principios de 2018. Sin embargo, según la información de Reuters, la Royal Mint se quedó sin socio, ya que después de un cambio en la dirección de CME, la compañía estadounidense se salió del proyecto.
Para tratar de salvar el proyecto, la ceca británica ha buscado un nuevo socio entre las compañías dedicadas a la negociación de criptomonedas. Pero el ministro de Finanzas británico ha puesto fin a la búsqueda.
Según explican desde Reuters, la decisión del Gobierno británico se debe al temor por parte de éste al daño reputacional que este proyecto podría causar a ambas instituciones. Hay que recordar que la Royal Mint, una institución que lleva en funcionamiento desde hace más de 1.100 años, es propiedad al 100% del Gobierno.
La versión oficial dada desde la casa de la moneda británica es que “desgraciadamente, las condiciones de mercado no permiten en estos momentos sacar adelante el proyecto, pero volveremos a intentarlo cuando se den las condiciones adecuadas”.
La Royal Mint no ha sido la primera casa de la moneda mundial en embarcarse en un proyecto similar: hace unos meses, la australiana Perth Mint presentaba sus planes para desarrollar un ETF respaldado por oro.