La apuesta del sector oficial por la compra de oro para sus reservas durante 2018 y lo que llevamos de 2019 es uno de los factores que han contribuido a la subida del precio del metal y a elevar el suelo, en caso de que haya una corrección, hasta los 1.450 dólares la onza, un nivel impensable en los últimos años.
Son las principales conclusiones de la intervención realizada por la analista de metales preciosos del banco Standard Chartered, Suki Cooper, en el Gold Forum Americas celebrado la semana pasada en Denver (Colorado, EEUU).
En su ponencia, Cooper afirmó que está creciendo el interés de los bancos centrales por el oro, lo que ha contribuido a la subida del precio del metal: “este interés de los bancos centrales por la compra de oro va a permitir que, en caso de que se produzca una corrección en el mercado del oro, el suelo esté mucho más alto, en torno a los 1.450 dólares la onza”.
De todas formas, la analista cree que aún no se ha terminado el rally alcista del oro, que se va a extender durante lo que queda de este año y el próximo, hasta cerrar 2020 a un precio cercano a los 1.570 dólares la onza.
En cuanto a la actividad de los bancos centrales, Cooper explicó que “la proporción de compras por parte del sector oficial representa ahora mismo entre el 2 y el 14% de la demanda anual de oro, y está ayudando a elevar el precio suelo que teníamos hasta ahora y a estabilizarlo”.
Según sus datos, las compras de oro por parte de los bancos centrales van a superar las 500 toneladas durante 2019, cifra que se irá superando en años venideros: “el año pasado, los bancos centrales añadieron oro a sus reservas al mayor ritmo registrado desde 1967. No solo fue muy importante la cantidad de oro adquirido, sino también el número de bancos centrales que estuvieron realizando operaciones de compra. Hubo más de 20 bancos centrales que añadieron oro a sus reservas”.
Entre los compradores más activos durante 2018 estuvieron Rusia, Kazajistán y nuevos actores en el mercado como Polonia y Hungría. Las compras de todos ellos han permitido que las reservas de oro del sector oficial se encuentren en su nivel más alto desde 1996. El apetito por el oro persiste incluso a pesar de la subida del precio del metal en los últimos meses.
De hecho, en los últimos 15 años se ha registrado una importante transición: los bancos centrales han pasado de ser vendedores netos de oro (en 2004 sus ventas representaron el 20% del total anual del mercado) a compradores (en 2018, sus compras representaron el 15% de la demanda anual).
Entre los principales factores que han conducido a la compra de oro por parte del sector oficial están el objetivo de diversificar sus reservas y reducir su dependencia del dólar estadounidense, a la luz del aumento de riesgos geopolíticos y las tensiones comerciales.
En el caso de Rusia, sus reservas de oro representan aproximadamente el 20% de las reservas totales del país, después de haber adquirido 264 toneladas de metal a lo largo del año pasado.
Según Cooper, la principal motivación de Rusia para esta estrategia de compra de oro ha sido la imposición de sanciones por parte de la comunidad occidental, dado que el oro es considerado como un activo estratégico que está garantizado al 100% contra los riesgos legales y políticos.
Por su parte, China reanudó sus compras de oro en el mes de diciembre de 2018. Ahora mismo, sus reservas se elevan a 1.942 toneladas, que representan el 2,8% del total de reservas estratégicas. Para que este porcentaje crezca hasta el 10%, China necesitaría adquirir unas 5.000 toneladas, cifra que supone el suministro global de este metal durante dos años.
En su opinión, “durante los próximos años se va a seguir registrando una importante actividad compradora, ya que en estos momentos el mercado no tiene el tamaño suficiente como para que se puedan llevar a cabo todas estas compras”.