La alarma saltó a mediados de marzo cuando los mercados de los metales preciosos internacionales encendieron sus luces rojas ante el desabastecimiento de bullion. Las Cecas más prestigiosas habían bajado o frenado la acuñación de estas monedas de inversión, tanto las de oro como las de plata, debido a la falta de metales procedentes de minas y refinerías. Como resultado de la escasez, muchos inversores privados han optado por la adquisición de monedas históricas de colección, sobre todo de los siglos XVII, XVIII y XIX, tanto americanas como europeas.
La situación económica que presiona los mercados, provocada por la terrible pandemia del Covid-19, también ha llegado al sector de los metales preciosos, tanto al campo de los lingotes como al de los bullion.
La carestía de barras, dorés y cospeles de oro y plata han frenado en muchos casos, y ralentizado en otros, la producción habitual de refinerías y casas de moneda de ambos lados del Atlántico. Solo se salva el continente oceánico con Australia y The Perth Mint al frente.
Ante esta situación, algún medio de comunicación estadounidense, como Bloomberg, ha sacado su vena sensacionalista, copiada descaradamente por un “colega” hispano que, bajo el perturbador titular de “Los más ricos del mundo, «desesperados» por encontrar oro físico (ahora en escasez)”, hace un alarde de amarillismo supino.
No solo tilda a inversores y ahorradores como “los más ricos del mundo”, demostrando un desconocimiento total y absoluto de quienes conforman mayoritariamente los perfiles de los que se acercan a los metales preciosos en búsqueda de valores refugio, sino que miente descaradamente cuando señala que “La mayor parte de la industria de refinación de Suiza, un importante centro internacional para procesar oro en barras y monedas, se ha cerrado como medida para contener la propagación del virus…”, refiriéndose a las tres refinerías suizas del Cantón del Tizino, fronterizo con Italia, cerradas por causa del Coronavirus, que por cierto no acuñan monedas. Lápsus calami o estultez total al desconocer que en Suiza, Alemania, Italia, Países Bajos y hasta en España existen refinerías con el sello Good Delibery de la London Bullion Market Association que siguen abiertas, aunque trabajando aun nivel y ritmo inferior a los normales.
Pero dejemos a los ignorantes que no son capaces de contrastar las noticias “fusilándolas” de otros medios y entrémonos en las carencias del mercado de metales preciosos, en concreto en el de los bullion.
Es totalmente cierto que ha surgido un buen alboroto cuando inversores y ahorradores, presos del pánico producido ante el “desabastecimiento del papel higiénico” (como empezaron a denominar a la situación no vivida ni en 2011) han acudido a esos mercados y se han encontrado que ante la solicitud de los habituales bullion de oro Krugerrand sudafricanos, American Eagle o Buffalos estadounidenses, Maple Leaf canadienses, Filarmónicas austriacas, etc., la respuesta entre distribuidores y comerciantes online (en Europa las tiendas están mayoritariamente cerradas) la respuesta era “No hay existencias”, o bien “Prepare la cartera que tendrá que pagar una fuerte prima”. Primas que en muchos casos superan hasta los 200 dólares por onza.
Ante esa situación de “desamparo”, algunos compradores han optado por el excelente recurso de acudir al prestigioso mercado del coleccionismo en busca de alternativas, encontrando una amplísima variedad de monedas históricas y antiguas, acuñadas en oro y plata, que unen el atractivo de estos metales preciosos al interés y aliciente de su valor numismático, con la consecuencia de obtener excelentes resultados económicos a futuro.
El mercado numismático español es el idóneo para encontrar magníficas piezas en oro, las famosas monedas de 8 escudos u onzas de oro de los siglos XVII, XVIII y XIX, así como las mundialmente conocidas piezas de 8 reales de plata de los mismas épocas.
No solo hay un gran mercado nacional, sino que, en los propios Estados Unidos, la demanda de estas monedas que llegaron a circular por sus territorios alcanza gran expectación e interés.
Algunos conocidos comerciantes españoles ya han notado y comentado la situación, coincidiendo en que mientras han bajado totalmente las ventas directas por el cierre de las tiendas físicas y despachos, las transacciones online se han disparado dirigiéndose las adquisiciones hacia las mencionadas onzas españolas de oro y reales de a 8 de plata.
Pues mientras vuelven a calmarse las aguas de lingotes y bullion, la alternativa está al alcance de un clic, bien en los listados y ofertas, bien en las subastas. Además de mantener vivo su dinero, gozarán de tener en sus manos una importante etapa de la historia de España.