El precio del oro se ha visto impulsado en las últimas jornadas por un factor determinante como la subida de la inflación. Según los expertos, la reciente aprobación por parte de la administración Biden de un multimillonario plan de infraestructuras en Estados Unidos podría dispara la deuda y la inflación, beneficiando aún más al metal precioso.
El pasado 15 de noviembre, el presidente estadounidense Joe Biden firmaba, en el transcurso de una ceremonia celebrada en los jardines de la Casa Blanca (ver imagen), la nueva ley de gasto en infraestructuras, consensuada por demócratas y republicanos y dotada con 1,2 billones de dólares.
La nueva ley prevé invertir cerca de 120.000 millones de dólares en el transporte público, ferrocarriles y vehículos eléctricos; 65.000 millones en garantizar el acceso de toda la población a Internet; y 110.000 millones a la ampliación y modernización de la red viaria.
Además, se prevé la inversión de más de 550.000 millones de dólares en nuevas infraestructuras durante los próximos cinco años.
Como señala Arkadiusz Sieron desde el blog Sunshine Profits, se trata de la peor opción de entre las que podría elegir Biden para atajar la subida de la inflación, ya que el macroplan de infraestructuras recién aprobado va a multiplicar el gasto en energía y materias primas, lo que va a agravar la crisis energética y contribuir a la subida de la inflación.
“En mi opinión, este plan de gasto de más de 1,2 billones de dólares en infraestructuras llega en el peor momento posible. La economía estadounidense se enfrenta a problemas de suministro y a una alta tasa de inflación provocada por el aumento de la demanda, que ha ocasionado cuellos de botella en puertos y fábricas. En pocas palabras, mucho dinero para pocos productos, y los políticos han decidido meter aún más dinero en unas cadenas de suministros que ya están bloqueadas”, explica el post de este analista, miembro del Instituto Mises.
Según Sieron, aunque el plan de infraestructura no tiene por qué ser inflacionario de por sí, lo más probable es que añada aún más presión a la actual crisis energética y a la inflación en los precios del productor.
Todo ello va a tener un impacto positivo en el mercado del oro: “en primer lugar, porque va a incrementar el déficit fiscal con miles de millones de dólares (según la Oficina Presupuestaria del Congreso, el déficit va a aumentar en 256.000 millones). Y en segundo, porque el gasto gubernamental va a aumentar la presión inflacionaria, lo que va a venirle bien al oro”.
Precisamente, la presión inflacionaria ha sido el factor determinante que ha permitido que el precio del metal haya superado en las últimas semanas no solo la barrera de los 1.800 dólares, sino también la de los 1.850.
“Es probable que el mercado ya haya descontado la factura del plan de infraestructuras, así que su impacto en el mercado de los metales preciosos debería ser más limitado. Sin embargo, en general cualquier noticia que aumenta el temor a una subida de la inflación acaba siendo beneficiosa para el oro”, advierte Sieron.