El oro está cada vez más presente en los aparatos de última tecnología como los smartphones, lo que ha provocado un crecimiento de la demanda del metal por parte del sector industrial.
El último informe publicado por el Consejo Mundial del Oro revela que la demanda mundial de oro se ha reducido un 9% en el tercer trimestre de 2017, en relación al mismo periodo de 2016. En total, la demanda del trimestre ha sido de 915 toneladas, el más bajo desde el año 2009.
El sector tecnológico, en cambio, está viviendo una tendencia contraria: su consumo de oro ha crecido un 2% en el tercer trimestre con respecto al año pasado, para totalizar 84,2 toneladas que se han utilizado en la fabricación de cableado eléctrico, smartphones y led.
Se trata de una tendencia, puesto que es el cuatro trimestre consecutivo en el que aumenta el consumo de oro por parte de la industria tecnológica, después de seis años de declive.
Según Alistair Hewitt, responsable de inteligencia de mercados del Consejo Mundial del Oro, “desde 2010 los fabricantes de tecnología han estado aplicando una política de austeridad que ha reducido el consumo de oro en la tecnología”.
Una política que parece haberse revertido, ya que los fabricantes se han dado cuenta de que no pueden escatimar oro en la fabricación de los productos sin que éstos sufran una merma en su calidad. Y es que características del oro como la conductividad, maleabilidad y resistencia a la corrosión lo convierten en un elemento imprescindible en este sector y, en especial, en la fabricación de smartphones.
La demanda de oro para la fabricación de hilos de soldadura aumentó un 15% en el tercer trimestre, debido al incremento de las ventas de semiconductores por parte de compañías como Samsung.
El oro también se utiliza en la fabricación de pantallas led y sensores 3D como los utilizados para el reconocimiento facial en el último modelo de iPhone.
Durante los últimos cinco años, el sector tecnológico ha consumido una media de 375 toneladas de oro anuales, que representan un 8% de la demanda global y sitúan al sector por detrás de los bancos centrales en la lista de demandantes del metal.