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El oro en las nuevas tecnologías industriales brilla en el interior de los automóviles

El oro, el primer metal noble que conoció el hombre y el que más ha codiciado a través de los siglos, se utiliza cada más en las nuevas tecnologías, fuera de los sectores de la inversión o la joyería. Un claro ejemplo está en el mundo de la industria y, dentro de ésta, en los automóviles, ya sea en los circuitos electrónicos de los ordenadores de a bordo, en los contactos eléctricos, las bujías de encendido y también como compuesto de los catalizadores del tubo de escape. Además, es un excelente material que refleja el calor y que mantiene piezas vitales, como el turbocompresor, más frías, aplicando láminas muy finas. 

El oro es un gran conductor del calor y la electricidad. El cobre y la plata son los mejores conductores eléctricos, pero las conexiones hechas con oro duran más que estos dos metales porque no pierde su brillo, lo que lo hace más conductivo por mucho tiempo.

Por ello los contactos eléctricos de las piezas vitales de los airbags en los modernos automóviles están fabricados con oro. Este metal también es utilizado por Rolls-Royce para los contactos de algunos de sus dispositivos eléctricos de altísima calidad.

En la electrónica de los automóviles se “chapean” con oro algunos componentes, y se utilizan en la superficie de los electrodos de los chips, conectándolos con finísimos cables de oro. Esta aplicación es casi ya universal en los chips de alta calidad, como los microprocesadores Pentium de Intel.

El oro es asombrosamente dúctil. Puede ser estirado en un alambre muy fino, se sabe que una onza (31,10 gramos) es capaz de estirarse hasta 80 kilómetros de alambre fino, con un espesor de cinco micrómetros, equivalentes a 5 millonésimas de metro.

Además, el metal precioso es altamente reflectivo. El visor de los cascos de los astronautas reciben un revestimiento bastante fino (0,00005 milímetros) y casi transparente de este metal. El astronauta puede ver a través de él pero incluso una fina película reduce de manera considerable el resplandor y el calor de la luz solar.

Precisamente esa propiedad se emplea en componentes del automóvil como turbos, inter-enfriadores (intercoolers), silenciadores, y múltiples de admisión para reflejar el intenso calor que reina en el compartimiento del motor y mantenerlos más fríos, lo que aumenta el rendimiento de la máquina y su vida útil. Para estos casos se emplean finas láminas de oro que envuelven a los mecanismos.

La escudería británica McLaren utiliza oro en sus modelos especialmente diseñados para las competiciones automovilísticas de Fórmula 1 como revestimiento reflectivo del calor en la tapa del recinto del motor y en otras partes del conjunto motopropulsor. Cuanto más potente sea el motor más necesitará del oro, que evita que algunas partes se calienten en exceso.

El motor y los escapes de los F1 Team generaban tanto calor que McLaren tuvo que revestir con pan de oro de 24 kilates el recinto del motor. Los hilos conductores de oro, en aplicaciones electrónicas, son muy finos y apenas visibles a simple vista, con un diámetro de unas pocas milésimas de milímetro. Son muy útiles para efectuar la conexión eléctrica entre un circuito integrado o chip y su encapsulado.

La gran mayoría de los catalizadores del escape contienen pequeñas proporciones de metales preciosos como el rodio, paladio y platino. Y ahora se agrega el oro, en la forma de finas partículas adheridas al panel cerámico o metálico. Por otra parte, gracias al oro, que también actúa como elemento catalizador, se emiten menores cantidades de contaminantes a la atmósfera, como óxidos de nitrógeno, hidrocarburos sin quemar y óxidos de carbono.

Son conocidas las bujías de encendido con electrodos de una aleación de oro-paladio. Estas bujías, muy caras, se aplican en motores de gran potencia que propulsan a automóviles de competición, aunque, durante mucho tiempo, fueron utilizadas por Rolls-Royce en algunos de sus modelos, y se siguen aplicando en otros automóviles ingleses, como los Bentley.

Estas bujías son muy resistentes a los ataques corrosivos de los gases calientes de la combustión, tienen excelente conductibilidad térmica, proporcionan chispas muy potentes y apenas se desgastan.

La elevada densidad del oro solo es sobrepasada por las del osmio, iridio y platino por lo que para hacernos una idea de su peso hemos de pensar que un kilogramo de oro puro formaría una esfera de tan solo 46 milímetros de diámetro. No hay un metal tan dócil o maleable como el oro.

Con una tonelada del rey de los metales se podría fabricar un hilo tan fino que llegaría hasta la Luna y volvería a la Tierra. También se puede presentar en laminillas a las que se da el nombre de “pan de oro”. Son tan delgadas que juntando 20.000 de ellas solo tendrían un espesor de un centímetro.

Otra aplicación para los automóviles es la de los interruptores especiales de mercurio-oro que cortan el paso de corriente a la bomba de nafta eléctrica en caso de accidente, para evitar incendios, por ejemplo, cuando estamos ante un fuerte choque por atrás o en un vuelco.

Por último, según cita la revista argentina “Parabrisas”, el oro también actúa como aislante térmico y protege muy bien a la fibra de carbono que se utiliza cada vez más en componentes de motores de alto rendimiento.

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