El análisis del papel que desempeña el oro en las carteras de los inversores particulares y en los bancos centrales es uno de los principales puntos del informe “In gold we trust”, realizado por la compañía de inversión y gestión de activos Incrementum AG, y publicado el pasado 29 de mayo.
Respecto a los inversores particulares, el informe de Incrementum AG concluye que “el oro debería considerarse una importante adición a las carteras de inversión”. Una conclusión que no solo es común en el ámbito de la propia industria del oro, sino que también ha sido asumida por algunos operadores financieros generales como Goldman Sachs, PwC o CPM Group.
Desde PwC, por ejemplo, han señalado que “entre las alternativas, examinando la correlación con el rendimiento del Índice S6P 500, el oro constituye un excelente elemento diversificador, ya que presenta la más baja correlación a 5, 10 y 20 años”.
Por su parte, desde CPM Group examinaron la composición de 450 carteras diferentes antes de llegar a la siguiente conclusión: “se puede afirmar que añadir oro a una cartera de acciones y bonos aporta el mayor beneficio de cara a la rentabilidad/riesgo”.
El informe también subraya que, incluso desde Goldman Sachs han reconocido los beneficios de invertir en oro. El banco de inversión, en su informe “Precious Metals Primer”, señala que el oro no es un “accidente histórico” o una “reliquia bárbara”, sino que se ha establecido en el mercado gracias a sus características físicas.
Según Goldman Sachs, el oro no está relacionado negativamente con otros activos, especialmente en momentos de alto nivel de inflación y de recesión, lo que hace muy recomendable incluirlo en la cartera de inversión.
Desde Incrementum AG recuerdan que el rendimiento del oro superó al de los principales mercados de capitales en un momento tan comprometido como 2008, cuando se desencadenó la crisis financiera internacional (ver gráfico), por lo que se cumplió a la perfección su misión de proteger el patrimonio y diversificar la cartera de inversión.
Para corroborar este carácter de refugio del oro frente a otros activos de mayor riesgo, el informe argumenta que, en momentos de caída superior al 20% en el S&P 500, y comparando el rendimiento de bonos estatales, divisas, dinero en efectivo y oro, éste sale claramente vencedor, con una revalorización media del 7,6% en 13 momentos de crisis puntuales de los mercados, entre 1956 y 2011.
En cuanto a la proporción idónea de oro que debe incluir una cartera de inversión, desde Incrementum AG señalan una máxima: cuanto mayor sea el porcentaje de acciones con que cuente una cartera, mayor tendrá que se también el porcentaje de oro, para compensar.
En general, el informe recomienda una exposición de oro de entre el 2 y el 9%, en función de la composición de la cartera.
Bancos centrales
Además de los inversores particulares, el informe de Incrementum AG analiza el papel del oro en las reservas acumuladas por los bancos centrales.
Para destacar la importancia de este papel, el informe incluye una cita del que fuera presidente de la Reserva Federal estadounidense entre 1987 y 2006, Alan Greenspan: “si el dólar o cualquier otra moneda fuera aceptada universalmente y en cualquier momento, los bancos centrales no tendrían necesidad de acumular oro. El hecho de que lo hagan demuestra que estas divisas no son un sustituto universal del oro”.
Según el informe, los países industrializados tienden a disponer de considerables reservas de oro, encabezados por Estados Unidos, con 8.133,5 toneladas y seguido, a distancia, por Alemania, con 3.374 toneladas.
Otra diferencia entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo es que la proporción de oro respecto al total de reservas en divisas es muy superior en los primeros, un 19%, respecto al 3% en los segundos.
El informe explica que esta diferencia se debe a factores relacionados con la historia monetaria (las reservas comenzaron a acumularse en la época de Bretton Woods o se remontan a cuando el oro servía para respaldar la emisión de billetes de banco); factores derivados de los mercados financieros o relacionados con la política monetaria.
En cuanto a la evolución de estas reservas, el informe constata que la crisis financiera de 2008 representó un punto de inflexión, a partir del cual comenzaron a incrementarse las reservas de oro, después de haber estado decreciendo hasta ese momento (ver gráfico).
Este incremento de las reservas de oro constituye, según el informe, una prueba de la falta de confianza general en el dólar como divisa monetaria global y en el sistema de crédito que se apoya en él.
De hecho, recuerdan, “en los últimos años los gobiernos de países como China, Rusia, Irán e incluso Turquía han cuestionado de forma frecuente y más o menos abiertamente el orden económico global basado en el dólar. Una desconfianza que se ha reflejado en el crecimiento sostenido de sus reservas de oro”.
Este incremento ha sido especialmente llamativo en el caso de Rusia, cuyas compras de oro se han acelerado desde la crisis de Ucrania, en 2014, y la consiguiente imposición de sanciones económicas por parte de los países occidentales.
El informe también aporta algunos datos significativos como el hecho de que el país cuyo banco central tiene las mayores reservas de oro per cápita es Suiza, con 5.186 dólares por habitante, seguido a considerable distancia por los países de la Eurozona, con 1.073 dólares por habitante y por los Estados Unidos, con 1.051 dólares por habitante.