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El oro ha superado la revalorización de acciones y bonos en lo que llevamos de año

Lingotes de oro y gráfico subida

El inicio del año 2022 no ha podido ser más positivo para el oro, después de un decepcionante 2021. Su actuación durante los casi dos primeros meses del año lo ha llevado a establecerse con comodidad por encima de los 1.800 dólares la onza e, incluso, superar brevemente los 1.900 dólares, durante la sesión del 18 de febrero.

Este positivo inicio de año le ha permitido al metal precioso superar la revalorización de los principales activos contra los que compite: las acciones y los bonos.

Según el diario británico Financial Times, el oro constituye un depósito de valor para los inversores en tiempos de crisis, y se ha revalorizado más de un 5% durante el mes de febrero, superando la barrera de los 1.900 dólares la onza durante la sesión del pasado viernes, 18 de febrero, antes de caer ligeramente hasta los 1.888 dólares.

En estos momentos, el precio spot supera los 1.895 dólares la onza, mientras que el fixing de la London Bullion Market Association (LBMA) cerró la última sesión a 1.893,60.

La crisis de Ucrania ha proporcionado el impulso que necesitaba el metal para que su precio creciera, aunque los analistas reconocen también que el oro se está beneficiando de las preocupaciones de los inversores ante la posible ralentización del crecimiento de la economía estadounidense si la Reserva Federal se ve obligada a actuar de forma agresiva para atajar la creciente inflación.

Desde Citigroup, su analista Aakash Doshi cree que la posibilidad de que la Fed cometa un error en política monetaria al tratar de contener la inflación, y que ello derive en una recesión, es el factor determinante para la subida del oro. En su opinión, el metal podría alcanzar los 1.950 dólares la onza durante los próximos tres meses.

Más optimistas incluso son los analistas del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, quienes creen que el metal precioso está en camino de superar el máximo histórico que registró en agosto de 2020, con más de 2.000 dólares la onza.

Según Goldman Sachs, la relación entre el oro y los tipos de interés reales (descontando la inflación) está empezando a debilitarse, debido a la preocupación por el panorama económico y por la subida de los precios.

Habitualmente, los tipos de interés reales mantienen una correlación negativa con el oro, debido a que las tasas altas de interés hacen que los activos que no dependen de ellas como el metal precioso resulten mucho menos atractivos para los inversores.

Sin embargo, eso no es lo que ha sucedido durante este año: mientras subían los tipos de interés reales, el oro se ha mantenido fuerte en vez de caer.

Para Mikhail Sprogis, analista de Goldman Sachs, “mientras empieza a constatarse la debilidad de los datos de la economía estadounidense, esperamos que los flujos de capital hacia los ETF de oro se aceleren, ya que los inversores van a mover parte de sus inversiones desde las acciones al oro”.

Ya hay pruebas de que este movimiento se está produciendo: tras caer en 2021, el volumen de oro invertido en ETF ya ha crecido en 57,3 toneladas en lo que llevamos de año.

Desde Goldman creen que los flujos de capital hacia los ETF de oro podrían alcanzar las 600 toneladas durante 2022, una cifra comparable a los flujos medios de 2016, 2019 y 2000, cuando el temor a una recesión estaba en la mente de los inversores.

Por su parte, el interés de los bancos centrales por el oro también está aumentando: Turquía aumentó sus reservas en 1,6 toneladas durante el mes pasado, mientras que desde el Banco Nacional de Polonia aseguran que llegarán a comprar hasta 100 toneladas este año.

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