Frecuentemente se critica al oro por el hecho de ser un activo que, a diferencia de otros, no ofrece ningún rendimiento a los inversores hasta que se vende. Una crítica que obvia lo que, justamente, es su principal característica: la de ser un activo refugio, capaz de mantener su valor durante siglos.
A este debate se refiere Clint Siegner, en un excelente artículo publicado en Money Metals Exchange, que, por su interés, reproducimos a continuación:
“El columnista de finanzas personales de The Wall Street Journal, Jason Zweig, se refirió al oro como ‘una roca mascota’ en un artículo publicado en 2015. Zweig fue muy criticado por quienes creen que el oro no es una moda pasajera y que desempeña un papel muy importante dentro de la cartera de inversión.
Ya nos hemos referido en muchas ocasiones a las cualidades que hacen del oro un activo muy valioso. Es una protección frente a la inflación y la deflación, supone una auténtica diversificación para las carteras de inversión que están plagadas de valores tradicionales y constituye una forma de proteger el patrimonio en momentos de crisis.
Sin embargo, Jason Zweig, Warren Buffett y otros destacados críticos del oro se quejan de que el metal ‘simplemente está ahí’ y no entienden el error que contiene esta afirmación básica.
Lo que ellos creen que es un potente argumento en contra del oro es, en realidad, una de sus principales virtudes. Un activo que puede ‘simplemente estar ahí’ para siempre, inalterable ante las fuerzas políticas y económicas, es algo extraordinario.
Una moneda o un lingote de oro nunca se degrada, siempre es valioso y está completamente aislado del riesgo. ¿De qué otros activos se puede decir lo mismo en los próximos 100 años?
Las bolsas no…
Warren Buffett y Jason Zweig son fervientes partidarios de las acciones. Sin embargo, encontrarán muchas dificultades para elegir una compañía actual que siga teniendo el mismo valor dentro de 100 años. La mayoría de las principales compañías que cotizaban en bolsa hace un siglo han desaparecido y han sido olvidadas.
Para crear una cartera de acciones, los inversores tienen que asumir un riesgo significativo. Deben gestionar de forma activa las acciones o participar en un fondo indexado. Ésta parece la apuesta más segura, pero no hay ninguna seguridad de que un índice en el que se invierta hoy siga funcionando el siglo que viene.
En semejante escala de tiempo, ni siquiera está claro si el actual sistema financiero, las leyes y los derechos de propiedad seguirán existiendo y estarán en pleno vigor. En cambio, una moneda de oro puede seguir indefinidamente en manos privadas, escondida, al margen de todos estos riesgos.
La inversión inmobiliaria tampoco…
El suelo es algo tangible y su suministro es limitado, dos importantes características que comparte con el oro. Sin embargo, no es privado, ni portable, ni líquido. Las autoridades fiscales pueden (y seguramente lo seguirán haciendo) aprovecharse del hecho de que los propietarios no pueden esconderse ni ponerse fuera de su alcance.
Los propietarios que pretendan mantener sus propiedades durante los próximos 100 años deben asumir también un riesgo geopolítico. No hay garantías de que el país pueda sucumbir a las fuerzas del socialismo y los derechos de propiedad desaparezcan.
La inversión inmobiliaria puede ser muy rentable en tiempos de paz, pero nadie asegura que eso siga sucediendo durante las próximas diez décadas.
Ni el Bitcoin…
Las criptomonedas ofrecen algunas esperanzas, y hay razones para esperar que triunfen. No hay nada más necesario en el mundo que un dinero honesto, y las criptomonedas tienen ese potencial.
Sin embargo, el Bitcoin y otras monedas virtuales deben considerarse como start-ups tecnológicas. El riesgo que tiene elegir una ‘moneda’ y mantenerla durante un largo periodo de tiempo es excepcionalmente alto.
Bitcoins vs oro
La tecnología aún tiene que superar importantes obstáculos en términos de escala. Existen cientos de criptomonedas tratando de atraer la atención. Algunas triunfarán. Muchas, la mayoría, desaparecerán en los próximos años.
Será muy difícil escoger cuáles serán las ganadoras y cuáles las perdedoras a largo plazo, especialmente con la evolución continua del panorama tecnológico.
Muchos insisten en que el Bitcoin se ha convertido en un importante depósito de valor. Pero esto es una interpretación completamente errónea. Conlleva demasiado riesgo como para ser verdad. Y puede que nunca sea verdad.
Ni dólares, ni bonos…
El oro, que ‘simplemente está ahí’, manteniendo su valor a lo largo del tiempo, parece mucho más convincente si la alternativa es ahorrar en dinero que se va a depreciar con toda seguridad. Parece completamente irresistible, en comparación con unos bonos del gobierno, canjeables por la divisa fiat de algún gobierno insolvente.
Países como Austria, Argentina y México han empezado a emitir bonos ‘ultra largos’ a 100 años. Funcionarios del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos se lo están pensando. Dudamos mucho que los inversores que vayan a adquirir estos instrumentos tengan la intención de sentarse sobre ellos durante los próximos 100 años.
Tendrían que estar locos. El único activo por el que se puede apostar en ese plazo es el oro”.