El precio del oro recibió un viaje rápido hacia pisos inferiores de 35 dólares en el ascensor que cerraba el viernes 27 de noviembre, con un precio del oro actual de 1.770 dólares. Que sepamos no hubo noticias o eventos en ese día que hubieran provocado el golpe de precio. Lo más probable es que los bancos Comex implementaron otra operación de liquidación de intereses abiertos dirigida a los más de 45.000 contratos a largo plazo en un esfuerzo por lograr que el interés abierto del contrato de oro de diciembre sea lo más bajo posible.
Reuters redactó un informe de noticias atribuyendo la venta masiva a «esperanzas de una vacuna contra el virus«. Solo un problema con esta explicación: ese día no se publicaron nuevas noticias sobre vacunas. De hecho, hubo una ausencia total de noticias relevantes a los metales preciosos antes o después de la “emboscada” de precios. El índice del dólar estadounidense rompió dicho viernes el soporte clave en 92 y ha continuado a la baja.
Según medios especializados, Reuters no menciona este suceso de mercado alcista del oro. Además, afirma que «los inversores arrojaron metal«. Este habría sido un comentario verdadero de no ser por el hecho de que ningún metal físico se habría comercializado. Todo el descenso del precio comenzó y terminó en el Comex con oro derivado del papel.
Entonces, ¿a qué debe atribuirse esa fuerte bajada del oro por debajo de los 1.800 dólares la onza? Habrá que esperar el inicio y desarrollo de esta semana, que marca el final de noviembre y principios de diciembre, para encontrar razones lógicas a este movimiento bajista. ¿Estará Soros y sus componendas detrás, como en otras ocasiones en las que el mercado, sobre todo el de la plata, se ha convulsionado sin razones aparentes?