La tendencia positiva que el oro ha protagonizado durante los pasados años se ha consolidado en 2020. La pandemia de Covid-19 lo ha convertido en un refugio indispensable para los inversores y ha acelerado aún más la subida de su precio, que se ha revalorizado un 27% en lo que llevamos de año y roza ya los 2.000 dólares la onza.
En su último informe Investment Update, publicado a finales de julio, el Consejo Mundial del Oro se pregunta, a raíz de la histórica subida del precio del metal, si estamos ante un sprint o una maratón.
El pasado 28 de julio fue una fecha histórica para el mercado del oro: ese día, el precio del metal alcanzó los 1.940 dólares la onza en la London Bullion Market Association (LBMA) y el spot llegó a máximos de 1.981,30, superando los anteriores récords (1.895 dólares la onza en la LBMA, el 5 de septiembre de 2011, y 1.921,2 dólares la onza el spot, al día siguiente).
Ello ha llevado a los inversores a plantearse dos preguntas, que son las que el Consejo Mundial del Oro trata de responder en este informe: ¿qué comparación se puede hacer con los anteriores máximos? y ¿es sostenible este rally en el precio del metal?
Según el informe, el precio del oro se ha revalorizado un 27% en lo que llevamos de año, superando a los principales activos de inversión (acciones, bonos…).
Esta subida se debe a la combinación de tres factores: una elevada incertidumbre respecto al futuro; unos tipos de interés históricamente bajos; y una dinámica muy positiva del precio del oro.
Todos estos factores han contribuido a incrementar la demanda de oro de inversión. “Sin embargo, existen razones para creer que aún estamos en el comienzo del nuevo ciclo”, apuntan desde el Consejo Mundial del Oro.
El hecho de que la pandemia de Covid-19 no haya terminado y que las esperanzas de una rápida recuperación de la economía global se hayan desvanecido ha provocado que gobiernos y bancos centrales hayan adoptado agresivas medidas de rescate. Unas medidas basadas en su mayoría en inyecciones de liquidez que impulsan la subida de las bolsas pero que van a provocar un aumento de la inflación y devaluaciones monetarias.
Como recuerda el informe, el precio del oro se multiplicó por más de dos entre principios de 2008 y 2011, pasando de 900 a 1.895 dólares la onza en plena crisis financiera global.
En comparación con la situación actual, desde que se desencadenó la pandemia, el precio del oro solo ha crecido un 30% y, teniendo en cuenta el impacto de la inflación, aún se encontraría 200 dólares por debajo de su nivel de 2011 y del récord establecido en enero de 1980, que equivaldría, aproximadamente, a 2.800 dólares la onza en la actualidad.
Demanda
Respecto a la demanda, aunque los inversores, especialmente en los mercados occidentales, han recurrido al oro como medio de protección de sus carteras de inversión, la demanda de consumo se ha desplomado, debido al efecto negativo de la pandemia sobre el crecimiento económico global y a las restricciones aprobadas por los gobiernos.
El principal sector consumidor de oro, la joyería, ha reducido su demanda en un 46% en el primer semestre, mientras que la demanda de monedas y lingotes ha caído un 17%.
Aunque la demanda de consumo suele estar influida por el estado del precio, el consumo contribuye, a largo plazo, a la buena salud del mercado del oro y, en última instancia, a la formación del precio del metal.
El informe señala que existen razones para pensar que la demanda de oro de inversión va a seguir siendo sólida: “la naturaleza sin precedentes de la pandemia de Covid-19 puede obligar a adoptar cambios estructurales que apoyen la revalorización del oro a largo plazo. Pero la doble naturaleza del oro también requiere estabilidad en la parte cíclica de la demanda (como joyería o tecnología) para asegurar una actuación sólida”.
Según el Consejo Mundial, los signos de recuperación en economías como China o Alemania, en comparación con la delicada situación de Estados Unidos, está afectando al dólar, y un entorno de bajada de esta divisa, combinado con altos déficits y políticas monetarias expansivas, ofrece razones a los inversores para seguir confiando en el oro.