El precio del oro ronda estos días los 1.900 dólares la onza, después de haber pasado las últimas semanas más cerca de los 1.800. Sin embargo, los analistas siguen viendo potencial alcista y creen que el metal sigue infravalorado si se compara con otros activos de inversión.
Uno de los últimos análisis es el de Jesse Felder, antiguo analista de Bear Stearns y autor de la newsletter de inversión Felder Report. En su última edición, del 14 de octubre, Felder ha insistido en el potencial de subida del metal precioso.
Según el analista, aunque el precio del oro prácticamente se ha duplicado en los últimos cinco años, sigue siendo muy barato en comparación con las acciones. “El precio relativo del oro en comparación con el Promedio Industrial del Dow Jones (Dow Jones Industrial Average) sugiere que el metal precioso no es caro en absoluto. De hecho, para igualar su valoración máxima, alcanzada hace una década, el oro necesitaría duplicar su precio actual”, señala Felder (ver gráfico).
Felder considera que el oro tiene potencial de subida a largo plazo y que su actual rally está lejos de haberse agotado, a pesar de la espectacular subida que ha protagonizado durante los últimos cinco años.
Aunque el precio del oro ha caído respecto al nivel máximo que registró el pasado mes de agosto (por encima de los 2.160 dólares la onza), el mercado aún espera una revalorización de en torno a un 25% al cierre del año.
Muchos analistas creen que el precio superará otra vez la barrera de los 2.000 dólares la onza antes de que concluya el 2020, ya que los bancos centrales van a seguir manteniendo una extraordinaria flexibilidad en sus políticas monetarias en el futuro próximo.
Por ejemplo, se espera que la Reserva Federal mantenga los tipos de interés cercanos a cero hasta, al menos, el año 2023. Su presidente, Jerome Powell, es partidario de que la Fed adopte aún más estímulos fiscales.
Además de los bajos tipos de interés, que alejan a los inversores de activos como los bonos, debido a su escasa rentabilidad, los analistas y economistas esperan que suba la presión inflacionaria, lo que podría impulsar los tipos de interés en territorio negativo, creando el entorno perfecto para la subida del oro.