Existen formas muy diversas de invertir en oro, desde el oro físico (lingotes y monedas) hasta el oro papel. De hecho, se puede invertir en oro sin ver nunca una sola onza. Ahora bien, cuando llegan los momentos de crisis, no todas las fórmulas de inversión en metales preciosos cumplen su papel de activos refugio.
En un interesante artículo publicado en Money Metals Exchange, Clint Siegner recuerda, a la luz de la intensa actividad de los mercados durante estos días, que no todas las inversiones en metales preciosos se comportan de la misma manera.
Muchos inversores, preocupados por la epidemia de coronavirus y su impacto en las bolsas, se han apresurado a adquirir monedas y lingotes. De hecho, desde Money Metals Exchange constatan que se trata del mayor incremento de los últimos años en la actividad compradora.
Quienes adquieren monedas y lingotes de oro lo hacen confiando en el metal precioso como un activo refugio, conociendo su escasez, su valor intrínseco y sabiendo que no tiene riesgo de contraparte.
“Mientras tanto, en el COMEX está ocurriendo exactamente lo contrario, porque adquirir contratos allí es de todo menos seguro”, advierte Siegner.
Según él, para empezar, los contratos de futuros de oro y plata tienen un suministro ilimitado: “no nos importa lo que diga un ejecutivo del COMEX o un perezoso funcionario de la CFTC. A nadie que quiera adquirir un contrato se le va a rechazar por el simple hecho de que se haya emitido demasiado oro o plata papel como para poder respaldarlo con los lingotes que se custodian en las cámaras acorazadas”.
Por ello, un contrato de futuros no es un activo con un valor intrínseco, tan solo es una apuesta sobre el precio del metal en una fecha futura concreta. “En todas las apuestas hay un ganador y un perdedor, y los inversores particulares que apuestan en el mercado de futuros suelen salir perdedores más veces que vencedores”, advierte Siegner.
Al revés de lo que sucede con una inversión en metal físico, negociando con contratos de futuros es posible perderlo todo, como les ha sucedido a muchos inversores. “Los titulares de estos documentos o no saben o no les importa que los contratos no impliquen que el titular carece de derechos reales sobre el metal físico. Y a los traders tampoco les preocupa lo que pueda ocurrir si alguna de las contrapartes implicadas en el contrato incumple sus obligaciones”, advierte Clint Siegner.
Como señala el artículo, este tipo de contratos cuentan con más de una contraparte: la empresa que gestiona el COMEX o los bancos que venden los contratos de oro papel pueden quebrar, con lo que los clientes se quedan sin nada.
Además, el alto riesgo que acompaña a estos contratos no es lo peor, sino el hecho de que se trate de un “casino amañado”: “los banqueros han mentido, manipulado y engañado para ganar en el mercado de futuros de los metales preciosos. Se trata de un hecho, no de una teoría. Sabemos con certeza que muchos bancos y banqueros se han pasado buena parte de los últimos diez años manipulando los precios en perjuicio de sus propios clientes”, señala Siegner.
Según señalan desde Money Metals Exchange, las apuestas en los mercados de futuros de los metales preciosos tienen tanto que ver con la inversión en oro y plata físicos como apostar en un hipódromo controlado por la mafia con comprar una cuadra.
“Muchos clientes se lanzaron la semana pasada a comprar oro físico, en busca de un auténtico valor refugio lejos de Wall Street. Y han podido aprovecharse de la bajada del precio spot. Deberían considerarlo como un regalo de los menos avispados, que siguen apostando y perdiendo en el COMEX”, remata Siegner.