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El osmio, un metal precioso escaso que cada vez se usa más en joyería

Esfera de osmio en forma cristalizada

La lista habitual de los metales preciosos se circunscribe a los cuatro más conocidos: oro, plata, platino y paladio. Sin embargo, hay otros cuya relevancia en industrias como la tecnológica y, sobre todo, la joyera, crece cada vez más. Es el caso del osmio, un metal con unas propiedades muy particulares.

El osmio es el metal precioso y uno de los elementos más raros de la naturaleza. Fue descubierto en 1804 junto con el indio por el químico británico Smithson Tennant. Su símbolo químico es Os; su número atómico, el 76; y forma parte de los metales del grupo del platino.

Cuenta con una serie de propiedades físicas muy particulares: es el elemento de mayor resistencia a la abrasión, con una dureza equivalente a la del diamante. Y su densidad es también la mayor de los elementos naturales: 22,59 gr/cm3. Su punto de fusión es de 3.033 grados centígrados. Unas propiedades que lo hacen prácticamente imposible de falsificar.

Además, antes de poder manipularse o utilizarse en joyería tiene que pasarse a forma cristalizada, ya que en bruto resulta nocivo para la salud: combinado con cuatro moléculas de oxígeno da lugar al tetróxido de osmio, un compuesto muy volátil y enormemente venenoso, que puede provocar ceguera e incluso la muerte por inhalación.

Precisamente por esta necesidad de utilizarlo en forma cristalizada, no resulta apropiado para el comercio en forma de lingotes o monedas, como otros metales preciosos.

En estado cristalizado, el osmio es absolutamente inofensivo, siempre y cuando no se caliente a temperaturas superiores a los 400 grados centígrados. Su aspecto, una vez cristalizado es similar al de un metal cuya superficie estuviera cuajada de pequeños diamantes. No en vano se le denomina como “el más bello de los metales preciosos”.

Escasez

El osmio es, también, uno de los elementos más escasos de la corteza terrestre. Según el Osmium Institute alemán (organismo que se encarga de la promoción, certificación y comercialización internacional del osmio), se calcula que las reservas de osmio que están en el subsuelo ascienden a apenas 9 metros cúbicos.

Por ello, el precio de este metal ronda los 1.270 dólares la onza, ligeramente superior al del oro, aunque muy lejos del precio del metal más valioso, que es el rodio.

La producción anual global es de 360 kilos, aunque tan solo una tercera parte, 120 kilos, se procesan para su cristalización y, por lo tanto, para poder ser usados en joyería.

El osmio se extrae como subproducto de las minas de platino, aunque son necesarias unas 10.000 toneladas de mineral de platino para obtener tan solo 30 gramos de osmio. Los principales yacimientos se encuentran en Borneo, Japón, América del Norte y del Sur, Tasmania y los Montes Urales.

Usos

El osmio comparte con los metales preciosos algunas propiedades que lo hacen muy adecuado para uso industrial. Comenzó a utilizarse a principios del siglo XX para fabricar filamentos para las bombillas incandescentes. Como curiosidad, el nombre comercial de las bombillas Osram procede del símbolo del osmio (Os) y la terminación del nombre del tungsteno en alemán (wolfram).

Sin embargo, dejó de utilizarse porque resultaba muy caro y demasiado frágil: no podían fabricarse filamentos demasiado delgados. Por ello, comenzó a reemplazarse con tungsten y tántalo.

A bajas temperaturas, el osmio es un excelente conductor de la electricidad. También se ha utilizado, en aleación con platino, para la fabricación de marcapasos y válvulas cardíacas artificiales, además de como catalizador para numerosas reacciones químicas.

Pero sin duda, su principal aplicación procede del sector de la joyería, en piezas que lo combinan con otros metales como el oro, la plata, el platino o el titanio. Su superficie plagada de cristales brillantes y su dureza lo hacen especialmente indicado para fabricar joyas. Las industrias joyeras de China y la India ya han comenzado a utilizarlo.

Desde el Osmium Institute, su objetivo es promocionar el uso de este metal, más allá de la joyería. Según Joerg Saxler, director de la sección australiana de este organismo, “debido a su intrigante historia, a sus propiedades especiales y a su rareza, el osmio lo tiene todo para convertirse en la nueva materia prima para los diseñadores de las firmas joyeras más importantes, así como para los inversores”.

Los inversores también son el objetivo del Osmium Institute, ya que su escasez invita a pensar que su precio va a seguir creciendo, mientras que la demanda procedente del sector de la joyería también se va a incrementar.

Además, su uso creciente en el sector de la joyería significa que cada vez existe menos osmio disponible, ya que normalmente las joyas terminan en manos privadas y no regresan al circuito.

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