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El pasado puede ser conducta imparable del futuro: el oro 2018 en alza

El oro está completando ahora un patrón que se repite una y otra vez a lo largo de la historia. La norma sugiere que se ha formado en los mercados un nivel bajo crítico, y que el precio del oro está listo para comenzar una nueva tendencia de avance en 2018.

Nueva inclinación del oro que avanzará hacia un escenario marcadamente diferente y que repercutirá sobre los comerciantes, inversionistas y compañías mineras por igual y a corto plazo.

El oro estuvo en un período de precios decrecientes desde 2011 hasta finales de 2015, caracterizado por una clara tendencia a la baja lineal desde el máximo de 1.896 dólares la onza que tuvo lugar el 5 de agosto de 2011, hasta los 1.065 dólares del 31 de diciembre de 2015.

El desafío es que muchos inversionistas asumen que cuando se rompe una tendencia a la baja, automáticamente significa que los precios están a punto de aumentar. Este principio de acción se produjo entre los años 2008 y 2011, como veremos a continuación.

En el año 2008, después de que el oro llegó a alcanzar en esa época (15 de julio) un nuevo récord histórico de 986 dólares por onza, el precio comenzó a debilitarse y formó una serie de picos más bajos a principios de 2009, con un precio de 810 dólares el 15 de enero.

Finalmente, en febrero de 2009, el oro rompió esta tendencia de picos bajos partiendo el día 2 con un precio de 913 dólares onza, si bien durante el mes de abril bajó de nuevo a la octava centena. A mediados de abril de 2009, el oro había retrocedido a 865 dólares, lo que supuso, desde el precio de casi los 1.000 dólares de meses atrás, una disminución del 13,5%. Aquellos que no estaban prestando atención a la ruptura de la tendencia, y que solo veían el precio, no vieron que el oro estaba de hecho formando una nueva prueba crítica de esta tendencia a la baja rota en la primavera.

De hecho, muchos inversores vendieron sus metales en el momento crítico, por debajo de los 865 dólares ya citados, creyendo que, dado que el oro no había logrado avanzar en el último año, era hora de vender.

El oro había roto su serie de picos decrecientes a principios de 2009 antes de que el precio comenzara a avanzar en una nueva tendencia alcista que dio lugar a nuevos máximos históricos, más del 100% por encima de los picos anteriores.

Sin embargo, la caída del 13,5% en abril de 2009 fue “aterradora” en ese momento. Si lo extrapoláramos a precios de hoy, eso equivaldría a una caída de 171 dólares. ¿Qué harían ahora los inversores que gustan del riesgo del “a corto plazo”?

En aquel momento, las ganancias fueron espectaculares para aquellos que no vendieron durante esa caída y se mantuvieron en ese nuevo mercado alcista durante los siguientes años.

Al final, el año 2009 cerró a 1.104 dólares la onza, después de haber abierto a 869 a principios.

La tendencia al alza continuó en 2010, cubriéndose etapas de más de 1.100 dólares, 1.200, 1.300, hasta alcanzar los 1.410 dólares el 31 de diciembre de ese año.

Así se llegó hasta 2011, que mantuvo una línea inferior a los 1.400 dólares durante enero y febrero, para reiniciar de nuevo la tendencia alcista a partir de marzo con cifras por encima de los 1.500 dólares onza, hasta alcanzar el máximo histórico con 1.906 dólares onza el 5 de septiembre y comenzar un baile hasta finales de año en el que el oro bajó a los 1700, 1.600 dólares, volvió a subir a los 1.700 y cerró definitivamente el año a 1.574 dólares onza.

Por su parte, 2012 mantuvo también un flujo emocionante de subidas y bajadas de precios. El oro se sentía cómodo y se permitió ciertos juegos que algunos inversores llegaron a motejar como “divertidos”, aunque no creemos que los bolsillos se mueran de risa en los picos bajos: durante enero de ese año el oro se cotizaba por encima del valor de 1.600 dólares onza; febrero y marzo subió un centenar de dólares; de marzo a mayo bajó a la cifra de algo más de 1.500 dólares; junio recupero más de lo perdido; julio volvió a bajar; de agosto a mediados de diciembre fueron subidas contínuas por encima de los 1.700 dólares; así hasta cerrar el año en 1.664 dólares la onza.

El año 2013 mantuvo el tipo hasta casi finales de febrero (entre medias, en enero llegó a 1.688 dólares), para bajar en marzo y seguir haciéndolo en abril (algo por encima de los 1.400 dólares), bajar durante mayo y junio para acabar la mayor parte de julio en los 1.200 dólares y cerrar año en 1.201 dólares la onza.

Salvo algunos días primaverales en 2014, por encima de los 1.200, el verano animó la sangre de los inversores que auparon el oro hasta los 1.300 dólares y algo más, para volver a bajar a la vuelta de las vacaciones a cifras anteriores y continuar el deslizamiento en noviembre y diciembre hasta que cerró el año a 1.199 dólares onza.

Un poquito más fue la tónica de los primeros meses de 2015, llegando el oro a quedarse adherido a los paneles de los mercados por encima de los 1.200 dólares (hasta 1.298 el 21 de enero), para iniciar un descenso que se frenó a finales de año en el cierre de 1.062 dólares.

Llegamos a 2016, que el 31 de diciembre finalizó con el oro a un precio en el mercado de Londres de 1.159 dólares onza (1.098 euros). Durante su recorrido por ese año, el metal precioso facilitó a los inversores cortoplacistas tanto dulces como agrios momentos. Pero los que supieron esperar su turno vieron pasar los precios desde febrero a junio por encima de los 1.200 dólares; en julio, agosto y septiembre por encima de los 1.300 dólares; para volver a bajar 100 dólares durante octubre y noviembre; y caer otros 100 durante diciembre.

Ya hemos publicado en numerosas ocasiones en estos mismos espacios de Oroinformación que 2017 inició su andadura el 3 de enero con un precio de salida de 1.148 dólares la onza de oro, hasta llegar casi 365 días después al cierre con 1.296 dólares, llegando a haber rebasado el listón de más de 1.300 dólares entre agosto y el 20 de septiembre.

Un año de buenas ganancias, el pasado, para quienes quisieron recoger frutos en esas fechas post estivales, o para quienes lo hicieron durante las Navidades. El que menos, guardó en su bolsillo la no desdeñable cantidad de unos casi 150 dólares por cada onza de oro físico comprada con anterioridad.

Este nuevo ciclo está tardando mucho más en desarrollarse que el ciclo 2008-2009, pero el patrón es equivalente en importancia. Y lo cierto es que se atisba una evidencia de que algo más poderoso que esos años hasta 2011 se está desarrollando en este 2018.

Quedémonos a la expectativa de lo que va a suceder en los próximos meses, ya que por lo pronto, desde el pasado 2 de enero, fecha en la que se inició el recorrido de los precios del oro, el metal precioso ha pasado de 1.312 dólares la onza a 1.337 dólares en tan sólo 12 días de mercado. Y los inversores calmados, que no tienen prisa, que juegan a largo plazo, digamos que a 20 años, se encontrarán que, desde el 4 de enero del año 2000 hasta la fecha (con el oro a 282 dólares la onza), han multiplicado sus ahorros y excedentes económicos y pueden sacar pecho tras haber sumado en el clic de sus ganancias un total de 1.047 dólares por cada onza de oro físico adquirida. Nada menos que algo más de un 370% de beneficio.

 

 

 

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