Además de ser un metal precioso con el que se acuñan monedas y se fabrican lingotes destinados a la inversión, el platino cuenta con numerosos usos industriales, el más destacado de los cuales es su presencia en los catalizadores que controlan las emisiones contaminantes en los motores diésel. Sin embargo, tiene otro uso más universal y, a la vez, desconocido: sus propiedades le han permitido, durante casi 130 años, servir de modelo para la definición del kilogramo.
Por definición, el kilogramo es la unidad básica de masa establecida en el Sistema Internacional de Unidades, cuya representación material es un cilindro de platino e iridio que se conserva desde el siglo XVIII en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de la ciudad de Sèvres (Francia).
Este prototipo, modelo utilizado para definir el kilogramo, está compuesto de una aleación del 90% de platino y el 10% de iridio. Se trata de cilindro de 39 milímetros de altura y los mismos de diámetro, al que popularmente se conoce como ‘Le Grand K’.
Fue fabricado en el año 1889 y se conserva en una cámara acorazada, protegido por tres campanas de cristal al vacío y cerrado con tres llaves. Se escogió esta aleación de platino e iridio al ser la más estable, ya que no se dilata ni corroe con el paso del tiempo. Por ello se utilizó también para fabricar la barra que se convirtió en el modelo universal del metro de longitud, y que se conserva también en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (ver ambos objetos en la imagen).
Como explican desde el Consejo Mundial de Inversiones en Platino (WPIC, por sus siglas en inglés), solo se extrae de estas protecciones una vez cada 40 años, para limpiarlo y evitar que la acumulación de contaminación altere, aunque sea por unos microgramos, su peso.
Antes de su creación, tanto científicos como comerciantes se desesperaban ante la ausencia de un estándar adecuado para medir la masa. La creación de ‘Le Gran k’ trajo consigo la aparición de lo que conocemos como Sistema Métrico Decimal.
Sin embargo, hasta una referencia física como ‘Le Grand K’ no es inmune al paso del tiempo: el kilogramo es la única medida del Sistema Internacional cuya definición aún se basa en un objeto físico. Pero la ciencia y la industria necesitan una medida aún más exacta.
Esto ha obligado a emprender la búsqueda de una redefinición del kilogramo que ofrezca la estabilidad a largo plazo que no se puede conseguir con un objeto físico. Además, la última inspección del viejo ‘Le Grand K’ reveló que ha sufrido una pérdida infinitesimal de masa, equivalente a un grano de arena. Una cantidad ínfima pero que demuestra las limitaciones de utilizar como referencia un objeto.
Por este motivo, ‘Le Grand K’ será jubilado tan pronto como los países miembros de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas lo aprueben en la votación que tendrá lugar el próximo mes de noviembre.
El kilogramo será redefinido en términos de mecánica cuántica, utilizando la llamada ‘constante de Planck’. Una vez adoptada, esta nueva referencia podrá ser replicada en cualquier momento y lugar, y no se alterará con el paso del tiempo ni la contaminación, ya que es una definición matemática, no un objeto.
Los casi 130 años de vigencia de esta referencia para el kilogramo demuestran las propiedades única del platino, un metal de alta densidad y relativamente inerte o estable, que no se contamina ni se degrada con el paso del tiempo.
Además, el platino cuenta con otras importantes propiedades como su capacidad para actuar de catalizador en reacciones químicas y su maleabilidad, que lo hacen muy apropiado para una multitud de aplicaciones industriales, que van desde la medicina a la mecánica.
Según los datos del Consejo Mundial de Inversiones en Platino, se espera que la demanda de este metal crezca un 5% en 2018 con respecto a la cifra de 2017, impulsado tanto por las necesidades de la industria como por el creciente interés de los inversores por uno de los metales más escasos del mundo.