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El precio del oro se mantendrá en los 2.000 dólares la onza al menos hasta 2024

Analista y subida del oro

La subida protagonizada por el oro durante los últimos días lo ha llevado a superar de nuevo la mítica barrera de los 2.000 dólares la onza y a registrar, aunque brevemente, su máximo histórico, en torno a los 2.080 dólares la onza. Pese a los altibajos que ha experimentado después, algunos analistas apuestan de manera firme por el metal precioso para los dos próximos años.

En el último informe publicado por el banco holandés ABN Amro, su analista de metales preciosos Georgette Boele apuesta por que el precio del oro se va a mantener en el nivel de los 2.000 dólares la onza durante los dos próximos años, incluso a pesar de la volatilidad que va a registrarse en el mercado.

Para la analista de ABN Amro, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha creado un entorno de incertidumbre y, aunque el oro siempre se ha considerado como un activo refugio muy atractivo, existen otros factores que también apoyan la subida del metal precioso: “desde el 8 de febrero, la relación entre el precio del oro y el Índice de Volatilidad VIX se ha vuelto positiva (mayor volatilidad de los mercados de capitales, precio del oro más alto) y la relación entre el oro y los rendimientos reales ha seguido siendo negativa (a tipos reales más bajos, precio del oro más alto). Además, las posiciones de los inversores en ETF de oro han aumentado, aunque no lo suficiente como para justificar la espectacular subida del precio del oro”.

Según el informe, esto significaría que los inversores han recurrido al oro físico como depósito de valor y, probablemente, también como elemento de transacción, ante el temor a la guerra y a la posible devaluación monetaria.

Desde el banco holandés han revisado al alza su previsión de precio del oro, igual que ha hecho recientemente el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs. Así, desde ABN Amro estiman que el oro se mantendrá en torno a los 2.000 dólares la onza a finales de este año y también durante 2023, después de haber rebajado su última previsión hace unas semanas a 1.500 dólares la onza para finales de año.

El informe subraya que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está provocando un vuelco en la economía global, mientras que las duras sanciones impuestas por los países occidentales van a provocar importantes alteraciones en la cadena de suministros global de algunas materias primas clave de los sectores energético y agrícola, y en los metales industriales.

“Esperamos un crecimiento aún mayor de la inflación, que va a repercutir tanto en la confianza como en el consumo. Creemos que el crecimiento económico se va a debilitar, la inflación será más alta y los bancos centrales reaccionarán de forma diferente a estos nuevos desafíos. Esperamos que el actual entorno apoye la subida del precio del oro, aunque seguirá experimentando una alta volatilidad”, apunta Georgette Boele.

A pesar de estas buenas perspectivas para el oro durante los dos próximos años, desde ABN Amro reconocen que el metal va a tener que enfrentarse a algunos desafíos. Las previsiones de un endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal estadounidense se han reducido de manera significativa durante las dos últimas semanas, aunque los mercados siguen esperando varias subidas de tipos de interés para este año, hasta el 2,25%. Este entorno favorece al dólar, lo que podría repercutir negativamente en el precio del oro.

Otro riesgo que contempla la analista del banco holandés es que el oro podría verse afectado por una oleada de ventas provocadas por el pánico, en caso de que el conflicto y la incertidumbre del mercado se recrudezcan: el sentimiento de riesgo o incluso el pánico no suele ser un entorno positivo para el precio del oro (recordemos la agresiva corrección durante el pánico por la pandemia de covid-19, en marzo de 2020). Cuando existe pánico en el mercado, los inversores tienden a liquidar la mayor parte de sus posiciones para invertir en los activos más líquidos, como los bonos del Tesoro estadounidense, el dólar estadounidense o el yen japonés. Es probable que también deshagan sus posiciones en ETF y otros instrumentos de oro, unas posiciones que son muy importantes ahora mismo”.

Por último, Boele señala que espera que haya una demanda mayor de oro físico que de ETF y oro papel en las actuales circunstancias del mercado: “si los inversores temen a la guerra o a una crisis severa, preferirán tener oro. Estos inversores suelen comprar oro físico como lingotes o monedas, o futuros que pueden cambiar en su momento por oro físico”.

Además, la venta de ETF por motivos de pánico de los inversores tendría un impacto más significativo en el precio del oro que el aumento de la demanda física.

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