A pesar de las elevadas tasas de inflación, el precio del oro ha ido bajando durante los últimos meses y, según los expertos, el panorama no va a por el momento. Sin embargo, ante la posibilidad de que la recesión comience en invierno, las perspectivas del oro se presentan más optimistas.
Éstas son las principales conclusiones del último informe Fokus Edelmetall, publicado pro la refinería alemana de metales preciosos C-Hafner. Según este informe, “la tasa de inflación de la zona euro subió al 9,1% en agosto, un nuevo máximo en la historia de la moneda única europea. Pero también se están alcanzando tasas muy elevadas fuera de la zona del euro, por ejemplo, la más reciente del 8,0% en Estados Unidos e incluso del 16,1% en Polonia. La inversión en oro se considera una protección clásica contra la inflación, pero por el momento hay pocos indicios de ello”.
Desde mediados de mayo hasta ahora, el oro ha pasado de cotizar a unos 1.850 dólares la onza a unos 1.710 dólares. Los analistas de C-Hafner explican que el oro ha demostrado ser una protección contra la inflación en el pasado. Sin embargo, esto ha sido así principalmente durante periodos de tiempo muy largos y no necesariamente a corto plazo. Cuando se consideran meses o incluso algunos años, otros factores son más decisivos.
Además, el precio del oro anticipó parte de la actual desmonetización hace varios años. Según el informe, “las elevadas tasas de inflación de los últimos meses se deben en gran medida a la subida de los precios de la energía provocada por la guerra de Ucrania. Pero también es un hecho que las tasas de inflación ya estaban por encima de la media a finales de 2021, por ejemplo el 5,0% en la zona euro y el 6,6% en Estados Unidos. Y el famoso economista Milton Friedman ya reconocía en los años 60 que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario”.
Aunque la reducción de la oferta de bienes debido a la pandemia y a los problemas de abastecimiento mundial, así como la escasez de energía, actúan como desencadenantes de la actual fase hiperinflacionaria, el aumento de ésta se debe básicamente a la fuerza de la expansión de la oferta monetaria en los últimos años: “la llamada política de dinero barato de los principales bancos centrales ha sido criticada durante mucho tiempo como un error por muchos observadores. Ha alimentado el interés generalizado por las inversiones en oro y, por esta y otras razones, el precio del oro se ha triplicado aproximadamente desde finales de 2007. Visto así, los precios de los artículos de uso cotidiano, como los alimentos, están alcanzando actualmente al menos una parte de la anterior subida de los precios de los activos, incluyendo no sólo el oro, sino también, por ejemplo, los bienes inmuebles y las obras de arte”.
De cara el futuro, desde C-Hafner estiman que es probable que la elevada inflación ejerza cierta presión sobre el precio del oro: “por un lado, muchas personas tendrán que destinar sus ingresos íntegramente a la compra de alimentos esenciales y al aumento de los gastos de calefacción, por lo que cada vez serán menos los hogares a los que les quede dinero para adquirir bienes de lujo como las joyas. Por otro lado, la Reserva Federal de Estados Unidos se toma muy en serio la lucha contra la inflación. Por ello, seguirá subiendo fuertemente su tipo de interés clave, lo que suele pesar sobre el oro sin intereses”.
Sin embargo, la principal esperanza para el oro reside en la cada vez más recesión, tanto en Estados Unidos como en Europa: “en cuanto se haya tocado el fondo de la evolución económica y los bancos centrales indiquen recortes de los tipos de interés clave, aumentará la probabilidad de un repunte del precio del oro”, señalan.