El rodio, un metal precioso e industrial que sigue siendo uno de los grandes desconocidos, está protagonizando la mayor revalorización en el mercado de las commodities, después de haber incrementado su precio durante los últimos seis meses en cerca de un 80%, desde los 3.400 a los 6.150 dólares la onza.
Según explica Luke Burgess en un interesante post publicado en Energy & Capital, el rodio ha protagonizado una de las mayores revalorizaciones en el mercado de las commodities durante los últimos meses, que podría tener continuación hasta que el metal alcanzara los 10.000 dólares la onza.
El rodio, un metal del grupo del platino (junto con el propio platino, el paladio, el rutenio, el iridio y el osmio), es también un metal industrial que se usa en la fabricación de instrumentos ópticos de precisión, electrónica, motores de aviación y acabados de joyería (el oro blanco es oro con un revestimiento electrolítico de rodio).
Sin embargo, al igual que el platino y el paladio, su principal aplicación industrial (alrededor del 80% de la producción anual) es la fabricación de catalizadores, unos dispositivos que convierten los gases de hidrocarburos de los escapes de los automóviles en sustancias con un menor impacto medioambiental.
A esta importante demanda por parte del sector automovilístico se le une el hecho de que el rodio es un metal muy raro. Como explica gráficamente Burgess, la producción anual mundial de este metal podría caber en el espacio de carga de tres camionetas tipo ‘pick-up’.
Esta producción se extrae de menos de una decena de minas en todo el mundo, que se encuentran ubicadas en el mismo país: Sudáfrica. Como se explica en el artículo, estas minas no producen rodio como elemento primario, sino que el metal es un subproducto de la extracción de otros metales del grupo del platino.
Esto implica que alrededor del 80% de la producción mundial de rodio procede de Sudáfrica, una concentración que representa un problema para el mercado de este metal. Por ejemplo, en 2008, una serie de huelgas y conflictos laborales que afectaron a la minería del país provocaron una caída de suministro del metal que desencadenó una subida de su precio hasta los 10.000 dólares la onza. Tras la reapertura de las minas y el inicio de la crisis de 2008, el precio del rodio volvió a desplomarse.
Aunque se recuperó de la caída, el aumento de la cantidad de rodio procedente del reciclaje de viejos catalizadores condujo a un exceso de suministro que volvió a impulsar los precios hacia abajo, llegando a un mínimo de 750 dólares la onza.
Ahora, como explica Burgess, aunque el mercado del rodio sigue en situación de superávit de suministro, todo apunta a que el aumento de la demanda a largo plazo va a provocar un nuevo déficit, por lo que no se descarta que los precios puedan volver a crecer hasta los 10.000 dólares la onza.
Invertir en rodio
¿De qué forma se pueden beneficiar los inversores de esta previsible subida del precio del rodio? Según explica el artículo de Energy & Capital, el problema es que invertir en rodio es bastante complicado; de hecho, hasta hace pocos años, la única forma de rodio físico que se comercializaba era el polvo de metal que vendía Kitco.
En 2009, la Cohen Mint fabricó los primeros lingotes y cospeles de rodio, de 999 milésimas de pureza. A éstos se les sumaron más recientemente la británica Baird Mint y la suza PAMP (ver imagen), con lingotes de rodio disponibles en múltiples formatos: 1/10, 1/4 y 1/2 onza, una onza y cinco onzas.
El problema es que el refinado de rodio y la fabricación de lingotes resulta muy costosa, por lo que las primas que tienen que pagar los inversores son muy altas. Según Burgess, un lingote de 1/10 de onza de rodio de la Baird Mint soporta casi un 100% de prima, lo que significa que el comprador paga el doble del precio del metal.
Además, a ello se añade el hecho de que el rodio cuenta con escasa liquidez, ya que no es fácil encontrar un comprador para los lingotes de este metal, por lo que es aconsejable asegurarse de contar con un comprador antes de invertir.