El rodio, un metal precioso perteneciente al grupo del platino, se ha convertido en el protagonista del sector en lo que llevamos de año, tras haberse revalorizado un 26,5% y haber superado la barrera de los 2.000 dólares la onza.
El pasado jueves, 17 de mayo, el precio spot del rodio alcanzó su máximo de los últimos siete años, superando los 2.000 dólares la onza, lo que representa una subida del 26,5% en su precio desde comienzos de 2018.
En comparación, el oro cerró ese mismo día la sesión en la London Bullion Market Association (LBMA) a 1.289,50 dólares la onza, alrededor de un 1% por debajo del precio con el que inició 2018, y su precio más bajo de los últimos cinco meses.
Pese a esta subida, el rodio está lejos del precio máximo que registró en junio de 2008 y que fue de alrededor de 10.000 dólares la onza, cinco veces más que el actual.
Según señalan desde Kitco, el rodio se está aprovechando de la preocupación acerca del futuro suministro en el mercado de metales del grupo del platino. La bajada de precio del platino, superado por el paladio en 2017, ha provocado una bajada en la producción de este metal en Sudáfrica, el principal productor mundial.
Por ello, muchas compañías están recurriendo al rodio como alternativa, para el caso de que se interrumpa el suministro de platino. El 85% de la demanda de rodio procede del sector del automóvil, ya que es un componente utilizado en la fabricación de catalizadores para la reducción de emisiones contaminantes.
Debido al reducido tamaño de su mercado, el rodio es muy dado a la volatilidad y no cotiza en los mercados de futuros.
Para 2018, los analistas prevén una caída récord en la demanda, lo que está impulsando el precio. Desde Johnson Matthey, la compañía británica de refinado de metales del grupo del platino, estima que la demanda caerá un 3% a cierre de 2018, aunque no creen que vaya a influir demasiado en los precios.
Según señalan desde Kitco, la demanda de rodio por parte del sector de automoción ha crecido a una media del 2,8% durante los últimos siete años y todo apunta a que va a subir, ya que los stocks del metal han caído a niveles críticos.
El problema es que el rodio es muy fácil de comprar, pero muy difícil de vender.