El número de tesoros hallados en el Reino Unido por los ciudadanos en 2019 registró una cifra récord, con un total de 1.311 hallazgos. La legislación británica define tesoro como el hallazgo de objetos de oro o plata de más de 300 años de antigüedad, o de grupos de monedas o artefactos prehistóricos.
Según los datos publicados por el Museo Británico y recogidos por el medio numismático CoinsWeekly, durante el pasado año 2019 se produjo el hallazgo de 1.311 tesoros por parte de los ciudadanos, en territorios situados en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
Entre los tesoros más destacados se incluye un broche de plata excepcionalmente conservado, de 1.100 años de antigüedad y desenterrado en Norfolk (en la imagen). El broche está profusamente decorado con plantas y animales, según el estilo conocido como Trewhiddle.
Otro de los tesoros destacados es un conjunto de utensilios para beber, en el que se incluye un cubo de 2.000 años de antigüedad, adornado con criaturas mitológicas y una cara humanoide muy poco habitual.
También se encontraron monedas romano-británicas, de la época en la que Gran Bretaña se ‘independizó’ del resto del Imperio Romano en Europa, así como un brazalete de oro macizo, de la Edad de Bronce, de origen irlandés o británico.
Además de los 1.311 tesoros, el Museo Británico ha contabilizado hasta 81.602 hallazgos reportados a las autoridades. Una cifra especialmente alta y que dice mucho del sentido cívico de los buscadores, ya que, a diferencia de los tesoros, la legislación británica no obliga a los autores de estos hallazgos a comunicarlo a las autoridades.
Casi el 90% de estos los hallazgos registrados han sido descubiertos gracias al uso de detectores de metales.
Por regiones, el condado de Norfolk ha sido el más prolífico, seguido de Suffolk y Hampshire.
Las referencias a todos los hallazgos se encuentran perfectamente archivadas y a disposición del público en la base de datos oficial y gratuita del Portable Antiquities Scheme, organismo oficial dependiente del Museo Británico y el Amgueddfa Cymru (Museo Nacional de Gales).
Los datos correspondientes a los años anteriores revelan que la gran mayoría de los tesoros hallados en el Reino Unido (92%) acaban siendo adquiridos por los museos locales.
Según el sistema británico, los hallazgos de tesoros deben ser comunicados al propietario del terreno donde se han encontrado y las autoridades. Una vez que el juez de primera instancia declara que se trata de un tesoro, se abre una puja por parte de los museos interesados. Del total pagado por el museo adjudicatario, la mitad va a parar al propietario del terreno y la otra mitad, al autor del hallazgo.
Llama la atención el hecho de que cada vez se registran más casos de donaciones, en los que el propietario del terreno, el autor del hallazgo o ambos renuncian a la recompensa que les corresponde.